Cαρiτυℓσ: 08

43 18 7
                                    

La noche se acercaba, no paraba de llover, inclusive la cabaña comenzaba a verse más y más oscura, siendo la única iluminación aquella flama llameante en la chimenea.

La Señorita –de la cual, aún no conozco su debido nombre– guardó silencio en todo momento, no se veía interesada por dirigirme la palabra.

Inclusive me quite mi capucha, junto a él mi abrigo, esperaba que siquiera me reconociera como el príncipe, pero no fue así. Aunque era bastante obvio, pocas personas conocían mi rostro, siendo el Príncipe Real, pero aún así, ella siendo de la alta sociedad... Era bastante extraño a mi parecer.

Carraspeé mi garganta, intentando llamar su atención. Y así fue, su mirada se dirigió hacia mi, me miró con aquellos ojos oscuros, una mujer bella a mi parecer, su cabello alborotado le daba un toque puro a su rostro sin expresión alguna, sus labios rosados parecían secos por el frio, aún cuando la cabaña se sentía humeda, y la noche abarcaba todos los rincones posibles del bosque, ella se veía hermosa, inclusive si el fuego era su única fuente de luz en estos momentos.

—¿Gusta un vaso de agua?. —preguntó, alzando una de sus cejas, me miró a los ojos directamente, no parecía tener reproches a su servicio. Tampoco se le veían malas intensiones. Una mujer de la alta gama, tiene clase y modales, era perfecta. Inclusive su voz seductora me ponía nervioso.

—No es necesario, gracias. —respondí, mostrale un sonrisa de lado, esperando la misma sonrisa de parte.

Sin embargo no fue así, parecía ser qué le gustaba no mostrar expresión, pues me mostró una sonrisa vacia, sin sentimiento alguno.

—¿Se puede saber a donde se dirigirá por la mañana?. —pregunté ahora yo, intentando descifrar hacia donde se dirigía.

Ella suspiró, ni siquiera su nombre conocía, pero una voz dentro de mi quería saber de donde había salido esa mujer. —Esa es una pregunta muy personal, ¿no cree?. A decir verdad, no creo que lo vuelva a ver por ahora, preferiría qué solo nos quedáramos con la presentación.

Sus palabras directas fueron como un cuchillo en mi pecho, hirió mi orgullo sin duda, no esperaba que una dama tan modesta contestará así... Como una plebeya.
Reacomodé mi postura, aclarando mi garganta lo suficientemente incómodo, suponiendo qué ella también lo notará.

—En ese caso, ¿podría saber su nombre?. —cuestioné una vez más, sin apartar mis ojos. Aunque, ya no me sorprende en lo absoluto qué prefiera mirar hacia la chimenea antes que al apuesto hombre que tenia de frente.

Me miró con su expresión relajada, era una dama directa pero cortés, no podía perder aquella elegancia ignorando las palabras de una persona ajena a ella. Me alzó la mano, esperando que la estrechará, acto qué hice con cortesía.

—Chou Tzuyu, su majestad. Estoy a sus órdenes cuando necesite de mi. Un placer conocerlo oficialmente. —respondió.

Parpadeó un par de veces, al igual que yo, solté su mano después de unos segundos, desprendiendome de su tacto frio, lo opuesto a mi mano caliente por el fuego de la chimenea.

—Entonces usted sabe quien soy...

Sonreí para mi mismo, mientras mi mirada se dirigía hacía la chimenea, me desconcertaban sus palabras, no me dirigió las palabras en un determinando tiempo, teniendo al Príncipe Real frente de ella, una gran impresión considerando que fui yo quien tuvo que hablar primero, ella me dio la palabra, y yo la acaté como un perro fiel. Increíble...

—Como no conocerlo, su majestad. Esta usted en boca de todos, retratos e incluso pinturas, mi señor. —respondió, sin dejar de mirarme, sentía su pesada mirada puesta en mí. Me recorrian escalofrío el solo pensar que aquellos pensativos, misteriosos y cautivadores ojos estaban posados en mi.

๛囧Your Excellenceㄔ᭄ ↦ᴛᴀᴇᴛᴢᴜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora