Cαρiτυℓσ: 10

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El aire fresco qué golpeaba mi rostro con suavidad. Simplemente me sentía tranquila. Las personas caminaban e inclusive los carruajes andaban con tranquilidad, la ciudad, el pueblo se veían hermosos desde la perspectiva del balcón.

El ahora cielo azulado se encontraba brillante gracias a los suaves rayos del sol qué lo iluminaban. No había visto a mi Padre desde la noche anterior, no me interesaba verlo en lo absoluto, su estado deplorable simplemente me quitaba las ganas de saber su sola existencia.

En mis manos ya sostenía un pluma de tinta, junto a ella una hoja, esperaba escribirle a Sana una carta, probablemente me quedaría aquí por algunos días, hasta que él no aguante con el permiso qué me concedió la Reina, no lo veo difícil, al contrario, tendría que aprovechar el tiempo, me rehusó a siquiera disfrutar el tiempo que me queda de libertad, antes que estar encerrada en aquellas paredes bonitas.
Escuché como Jihyo tocaba una de las puertas hacia el balcón, volteé encontrándome la con una sonrisa dibujada en sus labios, su típica sonrisa abierta, sabía que venia a pasar el rato conmigo, pero también estaba más que segura que vendría con una noticia, no muy buena teniendo en cuenta como se sentaba en la silla de acompañamiento sin habersela yo concedido.

Alcé una ceja, observando cada movimiento, me miró incómoda, no estaba acostumbrada a aquellas miradas.

—Vaya, te haz vuelto muy meticulosa. —sonrió, esquivando mi mirada mientras sus hombros se encogian.

Reí para mi misma en voz baja.

—Supongo que haz de tener alguna noticia para mí.

Arrugó sus labios, lo sabia.

—Bueno, estas en lo correcto. De hecho, tu Padre dice que asistas a un evento. Aparentemente la familia Kang tendrá una gala esta noche. —evito mi mirada a toda costa.

Frunci mi ceño. —¿Una gala?. —pregunté.

—Sí, eso mismo... —asintió con su cabeza. —Ya sabes, el hijo mayor de la familia, Kang Daniel

Arrugue mis labios con incomodidad, en ningún momento había aceptado aquella invitación, era tan absurdo. Él tenia piernas con las que caminar y una puta boca con la que ganarse a los anfitriones. Por supuesto que sabía de quie hablaba, no era de sorprenderse sabiendo cuan problemático es aquel hombre.

Suspire para mi misma, intentando relajarme mientras sobaba mi entrecejo.

Me levante de aquella silla dirigiendo mis pasos hacia la habitación de mi Padre, decidida a acabar con esto.

—¡E-espere!, ¿qué hace?. —escuché a Jihyo seguirme por detrás mio hasta igualarme el paso.

—¿Qué más haría?, no pienso ir a una gala a la que no fui invitada. —respondí, me vería tan descortés, algo tan raro en mí siendo una mujer educada como se debía.

Quería matarlo, pero por supuesto, reprochaba aquel odio en mi interior, no es como si lo pudiera matar realmente...

—P-pero, son ordenes del Señor...

Al carajo con ese viejo.

Azoté su puerta, encontrándome con el olor fulminante a lavanda, era asqueroso, no entendía como podía siquiera vivir con aquel olor. Deje a Jihyo fuera de la habitación, no tenia siquiera porque estar en nuestra plática, no le incumbia.

La habitación era iluminada por las grandes ventanas qué había a su alrededor, aún más por el tono blanco de sus paredes, sin embargo, las pequeñas plantas verdes, los rosales de su ventanal y aquel árbol qué sobresalia le daban color a su pálido aposento, seguía sin entender como la habitación perseguía un olor fulminante a lavanda, siendo una de las más grandes en la mansión.

๛囧Your Excellenceㄔ᭄ ↦ᴛᴀᴇᴛᴢᴜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora