Negación

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Nat:

La imagen ahora es distinta, se ve completa y deteriorada como yo.

Te encuentro, sigo haciéndolo como si fuese ese mi castigo.

¿Lo es?

-¿Mami?-el grito en pregunta de Oli me hace querer ir arriba pero ella sigue ahí.

-Debes irte-abro la puerta.

-¿Es en serio?

-¿Lo repito?-pregunto-Oye de verdad, lamento haberte confundida.

Miento, yo no lamento nada porque la única que dio paso a esa confusión fue ella y su estúpida forma de pensar. Cree que todo mundo quiere salir con ella, y admiro su autoestima, de verdad lo hago, pero ¿de verdad?

-¿De verdad crees que aún te ama?-se ríe.

-La verdad no me importa, Lía, si ella no me ama yo si, y con ello puedo llenar cualquier vacío que crees que tenemos.

-Ella va a odiarte-me asegura.

-Claro, ya puedes irte-abro la puerta y le sonrió con falsedad.

Ella sale de mal modo y suspira al cerrar la puerta.

El silencio abunda por toda la casa, ni siquiera la pequeña Nat ha llorado lo cual no es raro cuando está conmigo.

-Oli, ¿que tal una película de dinosaurios?-subo las escaleras cansada, sin él responder-Creo que he comprado una película nueva que te encantará, es del dinosaurio de manos cortas, ¿cómo dijiste que se llamaba?

Abro la puerta de su habitación, tomo una bata y su toalla de baño.

-¿Oli?-la puerta del baño está casi cerrada, así que solo la hago a un lado para que se abra por completo y entrar-Cielo, ¿estas listo para salir del agua?

El pato chillón sigue encendido pero la cortina no se mueve, y entonces todo lo que temía se acumula al recorrerla de golpe y verlo.

La imagen, su imagen, de inmediato se graba en mi cabeza como si fuese una foto instantánea. Una que siempre estará ahí.

-¡No, no, Oli!-me dejó caer sobre mis rodillas para meter mis manos en el agua y atraerlo hacia mí-Mi pequeño, respira por favor.

Le ruego mientras intento que tome oxígeno, que viva. Ya no por mi, por Wanda.

Tomo su cabeza y la apoyo sobre mi pecho, sus ojos aún están abiertos, divagando y llenándome de culpa.

-Oli, por favor hijo.

La puerta de abajo se oye al abrirse y su voz dulce se me clava.

-Oli, despierta cariño, mami, mami ya llegó-le susurro mientras trato de contener mi llanto-por favor.

-¿Nat? Cariño, ya llegué-sus pies al subir las escaleras y recorrer el pasillo se detienen-¿Nat?

-Oli-le murmuró mientras lo saco de la bañera.

-¿Que?-cae al suelo de la misma forma en que yo lo hice para arrebatarme su cuerpo-¿Oli? Mi niño...

-Lo siento, lo siento, fue mi culpa yo...-sus ojos estallan en lágrimas mientras abraza con sus manos el cuerpo inerte y frío del pequeño.

Mi pequeño, nuestro...

-¿Nat, que hiciste?-pregunta sin dejar de mirarme con reproche, con... ¿odio?

-No yo, yo no-trato de tomarlo cuando ella se aleja al levantarse con él.

Lo envuelve con la toalla y baja las escaleras de prisa.

Grietas © | [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora