Epilogo

145 22 5
                                    

Un año y medio después...

Nat:

Lidiar con el dolor hace que vuelvas a vivir, o por lo menos tratas de hacerlo porque aún tienes una pequeña que te necesita y que rodea tu cuello con sus pequeñas manos.

Estas despierta, tu alrededor no es tan distinto a como lo creías, y ahí estás, viendo una sonrisa sobre el rostro de tu ex esposa al entregarle a la pequeña que ya tiene dos años.

-Hola-me saluda como si fuésemos desconocidas que a penas se miran.

Como si no tuviésemos historia y la niña que carga no fuese nuestra, pero aún así le recibo el saludo y digo la misma palabra que ella.

-Hola-le sonrió con amabilidad.

-Bueno pequeña Nat, despídete de mamá-ella acerca a nuestra pequeña, la cual enreda sus manos sobre mi cuello y el suyo, lo que nos hace estar tan cerca como para sentir su suave aroma.

Su piel se ve suave y me dan ganas de tocarla.

Sus labios se humedecen discretamente, es una manía que adopto hace unos meses.

Sus manos rodean a Nat pero sin cuidado toca mi piel, no ha sido a propósito, lo sé por como se disculpa segundos después.

-Vamos Nat, Maya nos espera en el auto.

Nat se pone feliz y nos suelta para salir corriendo hacia el auto.

El silencio ya no es incómodo, pero aún así solo nos miramos sin saber que más decir.

-¿Saldrás con Maya?-pregunto curiosa.

-Quiere llevar a Nat al zoológico, así que-se encoge de hombros y sonríe-Es mi amiga, y aún le gustas, así que aunque quisiera salir con ella no lo haría, Nat.

No se porque me da una explicación de su ahora, propia vida.

-Lo se-pero en el fondo quería que lo dijera.

-Bueno, debo irme-da media vuelta, está a punto de marcharse cuando yo tomo su mano con cuidado.

Ella voltea y me mira un poco sorprendida, como si no esperara mi tacto.

-Lo siento yo-paro mis palabras porque no sé si debería.

-Dilo-me pide dándome confianza.

-Solo quería saber si estabas disponible la siguiente semana, ya sabes, podríamos, no se, podríamos salir. Quizá llevar a Nat a algún lado.

Ofrezco insegura y tímida por su respuesta.

No sabía desde cuando todo había cambiado, pero sabía que debía ir despacio, eso me había aconsejado mi terapeuta.

-Tal vez- sonríe-si, porque no.

Camina unos pasos y voltea.

-Te veo la siguiente semana, Nat.

-Hasta la siguiente semana, Wanda.

Las dos nos sonreímos y ella sube al auto sin dejar de sonreír.

Si tan solo me hubieran dicho que para estar junto a ella, tendría que perder muchas cosas, quizá habría retrocedido.

Pero a quién miento, podría vivir una y otra vez la misma historia, si tan solo me dijeran que ella siempre va a quedarse conmigo.

Sin embargo, la perdida, el duelo, la negación y la aceptación de una perdida, aún duelen como nada en el mundo.

Solo espero que esta vez, al volver, ya no allá nada entre nosotras que nos haga empezar de nuevo. Porque odiaría volver a perderla por nuestras grietas.

Fin.

Grietas © | [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora