Wanda:
Había sido el primer golpe, y el primero siempre duele de más.
Ya no podía contenerme, menos cuando me había dado cuenta que ella tampoco se había contenido en hacerlo.
La odiaba, y ya era un hecho.
Y aunque quería salvarla, primero debía salvarme yo. Porque solo faltaban pocas cosas para colapsar de verdad.
—Lo siento, lo siento yo no...—se acerca sin cuidado y me hace retroceder con miedo.
Miedo que nunca pensé tenerle a la mujer que amaba, que me amaba, si eso había hecho en algún momento.
—No me toques, alejate—le advierto.
—Wanda...—no abedece mi advertencia y trata de levantarme.
—¡No!—grito enderezando mi cuerpo levantándolo del suelo para alejarme más de ella.
—No, no quise lastimarte.
—¡Pero lo hiciste! ¡Mierda, Natasha, siempre lo haces aunque no quieras!—y ahí el colapso—Como cuando dijiste que la maldita niñera no era nada y me engañaste.
—¿Que? No, por favor Wanda, yo nunca...—se queda callada en cuanto la estúpida amnesia que juega tener le pone las cosas claras.
—Solo firma el maldito divorcio, no quiero volver a verte—me limpio las mejillas que arden al contacto del agua que sigue goteando de mi y corro escaleras abajo para irme.
—Te amo—me suelta como si aquello no fuese nada.
Como si no supiera que aún me cuesta amarme a mi misma y yo también la amo, incluso más que a mi. Porque sigo siendo la estúpida que se enamoró del peor error de su vida.
—Callate—le ruego—solo me amas cuando olvidas porque la amas a ella—y porque me cambio.
—Te amo, Wanda—susurra tomando mi mano.
—¡No, Natasha! Amas que te amen, pero tú no amas, tu nunca has amado a alguien que no seas tú.
Porque nunca has aprendido a hacerlo.
Porque tienes el maldito miedo de lastimar, pero no te das cuenta que lo haces incluso sin ese sentimiento sobre ti.
—Wanda...
—¡Deja de decir mi maldito nombre!—porque recaigo—Estás muerta para mí, Natasha, así como lo esta Oli.
—Estás mintiendo, solo, solo quieres herirme.
—¿Herirte?—me echo a reír como la puta loca en la que me está convirtiendo—Mierda, Natasha, si quisiera herirte yo habría matado a Oliver, pero adivina qué, ni siquiera eso te habría importado.
—¡Callate de una maldita vez!—se acerca levantándome la mano.
—¡Hazlo! Vamos, golpeame maldita cobarde.
—¿Por qué me haces esto?—comienza a llorar.
—¿Hacerte que? Maldición, es que sigues creyendo que el estúpido mundo gira solo entorno a ti, pues te equivocas—me acerco a ella para pegar mi dedo sobre su frente y aventar su cabeza un poco—¿Me oíste? El maldito y jodido mundo no gira entorno a ti, maldita cobarde de mierda.
—Callate por favor—pide que pare con los ojos llenos.
Pero no pienso hacerlo, no cuando ella no lo hizo, no cuando ella...
Maldita, siempre es ella.
—Vas a firmar el divorcio y te alejaras de mi vida, porque te diré algo, Natasha, ya no queda ni una mierda de nosotras gracias a ti.
—Sigues culpando me, maldita cobarde.
—Ahí está, la Natasha que conozco.
Tenso la mandíbula un poco y sonrió con falsedad frente a su cara.
—Me arrepiento de muchas cosas en mi vida, Natasha, pero tú, definitivamente eres lo peor de mi puta lista.
Sus ojos se cristalizan y el llanto sale.
—¿Ahora vas a llorar? Por favor, Natasha, guarda eso porque no te creo una sola lágrima que rueda de tu estúpida cara.
—¿Que es lo que quieres, Wanda? ¿Por qué sigues culpando me de ello?—maldita, como se atreve a preguntar después de todo.
—¿Es en serio?—pregunto sarcástica.
—Si, maldición, Wanda, no recuerdo nada antes de esto, ni siquiera sé qué sucedió. Tengo el mismo maldito sueño todos los días.
—¿Un sueño? En un sueño vives entre nubes rosas o azules, este no es un maldito sueño, Natasha, despierta de una puta ves. ¡Es una maldita pesadilla!
Tu karma, el maldito karma que me invade y compartes en ves de tragartelo tú sola.
Porque siempre me arrastras, nunca puedes ser solo tu.
¿Por qué carajo no entiendes que no quiero ser tu? Que ya no quiero sentir lo que tú sientes, que ya no somos más que solo un estúpido sueño.
Tu sueño... No el mío.
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Grietas © | [Completa]
Misteri / ThrillerTe veía, aún cuando no debía hacerlo. Despertaba y sostenía tu vida, Aún trato de matar mis pensamientos. Porque en mi mente, tu... ¿Donde estas? Sigues obligándome a volver al mismo lugar. ¿Me quieres condenar por ese maldito error? ¿Por qué me si...