Lucía

8 2 0
                                    

A los 7 años conocí al nuevo esposo de mi madre, un hombre repugnante, con barba y acento vasco que me incomodaba. Desde que lo vi tuve un muy mal presentimiento y ojalá hubiera estado equivocada pero no fue así.

En noche buena de ese mismo año, Gabriel me propuso un juego mientras mi madre no estaba y me dijo que si no lo hacía no tendría regalos por lo que acepte a jugar. Me pidió que me quitara la ropa y aunque refute él me grito y le dio un golpe fuerte a la pared -¿Acaso no eres una buena niña?- Me dijo con su sucio olor a alcohol y yo con miedo ya no pude hacer nada más que hacer lo que él me pedia. Afortunadamente no recuerdo bien ese día pero es evidente que algo más paso y eso me hace sentir muy mal. Cuando recuerdo eso me siento sucia. Sé que no fue mi culpa, que tan solo era una niña, pero detesto haber sido tan inútil. Quizá pude cambiar las cosas, pusieron ser diferentes pero no.

Estuve días con miedo de bañarme o de quedarme sola con él, pero tenía miedo de lo que me pudiera hacer si le llegaba a decir algo a alguien así que no decidí omitir todo  por mucho tiempo. Cada que él se acercaba a mí con esas intenciones, solo me quedaba inmóvil esperando a que me dejara en paz o que tan solo me matará en ese momento. Solo quería que todo terminara. No podía hacer más que llorar y temblar del asco y miedo que le tenía a ese hombre hasta que Lucía apareció. Lucía era la más fuerte de todos y no solo físicamente ya que ella era la que mentalmente tenía mayor madurez y me ayudó con ese muchos problemas más. Un día él se acerco a Lucia sin saberlo y tan pronto como le tocó el cabello, ella lo golpeó y no paro hasta que mi madre llego y como ya dije, lo defendía a más no poder, y sin hacer una sola pregunta la separó con golpes y la mando a mi habitación. Tiempo después yo volví de "adentro" y sin entender nada de lo que pasó, tuve que soportar el regaño de mi madre. Fue difícil fingir que yo lo había hecho y más por qué en ese momento aun no había hablado con Lucía.

Después de eso Lucía tuvo más cuidado con sus impulsos, entendió que esa forma no me ayudaría contra los adultos y me enseñó a defenderme mejor verbalmente, pero no fue hasta los 11 años, edad en la que la gente se burlaba de mi y de ellos aunque era raro que la gente notará que no era yo con quien hablaban ya que ellos se camuflaban muy bien. Yo nunca lo quise decir en la secundaria pero mi madre hizo que me hicieran estudios y la gente se enteró. Se la pasaban diciendo lo típico como que solo buscaba atención y que ellos no eran reales pero, irónicamente, solo con ellos pude tener una amistad real. Lucía se volvió mi mejor amiga y no necesitaba a nadie mas. Ella me enseñó a quererme y a respetarme, pero poco a poco nos distanciamos porque ella quería estar más tiempo "afuera" y lo entiendo, no era divertido estar en ese lugar. La individualidad era casi inexistente, estaba viva en ese lugar pero no me sentía así y al volver tenía una sensación de miedo al no saber que había sucedido en ese tiempo en el que nunca estuve.

Su nombre proviene del latín, deriva del término "lux" que se traduce como "luz" un nombre adecuado para su papel en mi vida, ella me ayudó a ver qué no todo es oscuridad.

Reflejos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora