PRÓLOGO/ PREFACIO

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Exclamó rápidamente de manera acusatoria
Susurró a mi oido con una voz áspera y turbia
Sacudí la cabeza como si ese gesto fuera y pudiera resolver todo el caos que habia
en mi cabeza.
— Te van a usar de carnada te lo advierto
—Suéltame por favor, —las palabras quemaban mi garganta con cada una y apenas eran audibles.
Mis ojos ardian mis fosas nasales se agitaban al igual que las suyas.

No soy débil. No soy débil, soy fuerte. Me recordaba y repetía constantemente,
aunque estuviera muerta del miedo en esa penumbra e incertidumbre oscuridad.

— Si sales corriendo dando gritos por ahí, si haces el más mínimo ruido Llamando la atención de todos como una loca histérica, no seré yo quien te pegue un tiro, ni tampoco quien lo impida.

Trago saliva.

— No bromees de esa forma, no asi no con algo tan grave como esto. — le espetaba con voz cruda y temblorosa.

Él chico soltó aire por las fosas nasales ásperamente como si fuera un
toro.

— Estas en medio de una partida de asesinos y si no me haces casos lo vas a lamentar y no estoy de broma y no es una amenaza, es una advertencia, digamos que por tu bien, chicuela.

—Asesinos, —repetí a penas en un silencioso y quejoso jadeo, y con la mirada perdida, tengo la boca seca.
Me miró con un notable enojo, sus ojos hermosos llenos de furia destilaban esos
bellos ojos verdes diamante e hipnotizste pero tan vacios, se volvieron oscuros, tan negros que casi no podía ver a través de sus iris.

— A caso no tienes corazón —espete, ladeó la cabeza hacia un lado como un felino rabioso,
— Me lo ves por algún lado, Yo no, verdad.

No supe si fue un mal chiste o una broma de mal gusto pero No respondí.

—Eso pensé —dijo el con desdén.

Se hizo un largo silencio insoportable mientras lo observaba.

— ¿Tengo cara de haber hecho un chiste?, —
rugió, cuando se dio cuenta que no dejaba de mirarlo preguntándome lo mismo.

—Vives entre asesinos, maleantes y homicidas aunque vivas en una casona
llena de lujos, —continuó —.Y en un barrio aparentemente refino, acaso ¿no te das cuenta? o te haces tonta, o lo eres. Aquí es donde están las verdaderas oficinas, camufladas entre gente fina y con estatus, en residencias cerradas y silenciosas, aquí — toma mi mentón con brusquedad —, están los ojos del halcón. —Masculló déspotamente y con desdén.
— Pero, ¿cómo es posible?
— Que no te sorprenda si alguien de tu familia también lo sea.
— Eso no es cierto —escupí

«¿o si?»
"¿Lo es, lo son?"

Cada palabra se me quedaba atorada en la garganta cada vez que queria repetirla.
Los ojos me ardían y la garganta me quemaba.

—Tú, tú no tienes ni puta idea en que te acabas de meter al hacerlo conmigo.
Tonta, tonta. —Repitió con desprecio.

¿Tonta?, me llamo tonta.

Con un empujo decidió soltarme luego de llamarme tonta.
Un remolino de emociones invadió el caos que habia en mi cabeza, que parecia
resolverse solo si salia corriendo de allí a toda costa, e hiciera que cada palabra se las llevara el viento, Já, como si eso fuera ser posible, como si fuera tan fácil. Me salió una risa histérica de la nada que no supe como detenerla.
Solo estaba segura de una sola cosa
Esto jamás de los jamases lo voy a olvidar
El trauma y está mal experiencia quedarán por siempre en mi memoria.
En mi mente y en mi corazón y de ahí no saldrán.

INFAME (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora