THIRTY-SEVEN

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—Robby está enseñando los movimientos de Miyagi-Do en Cobra Kai. 

La mirada de Nic se mantenía fija en el techo de su habitación, aunque no por mucho tiempo cuando cerró sus ojos ante la calma que le traía estar en esa posición, con su cabeza en el pecho de Daniel mientras el chico acariciaba su cabello. 

Últimamente, habían pasado poco tiempo juntos a raíz de los entrenamientos de karate de cada uno, sin olvidar las clases en la escuela, en donde a penas lograban verse por unos segundos antes de que cualquier persona fuera y los interrumpiera, sin mencionar la rivalidad obvia entre los dojos, que mantenía dividida a la escuela entre los, supuestamente, "buenos", que vendrían siendo Miyagi-Do junto a Colmillo de Águila, y los Cobra Kai, quienes eran los "malos".

Parecía como si fuese sacado de una serie de televisión.

—Él mismo me lo ha dicho—Respondió el japonés, dejando un beso en la frente de la rubia—. Ha querido evitar que hubieran conflictos en nuestra amistad debido a eso. 

Nic soltó una risita suave, porque ella había pensado exactamente lo mismo. Poco le importaba qué pensaran los Miyagi-Do de ella y de su hermano, pero nunca sería lo mismo cuando se trataba de Daniel. La chica se alejó un poco, únicamente para girar en su posición y encontrar una más cómoda para unir sus labios con los ajenos. Podrían haber estado más tiempo en ese plan, pero Daniel fue quien decidió tomar distancia.

—Ven a cenar a mi casa esta noche—Habló el chico, sonriendo de esa manera encantadora que hacía que el corazón de Nic se derritiera.

—¿Estás loco?—La chica rió, negando con su cabeza—. Toda tu pseudo-familia me detesta, creo que hasta la señora LaRusso es capaz de llamar a la policía de tan solo verme.

De cierta forma, aquello entristecía a Nic. No podía ser feliz junto a Daniel porque todos estaban en contra de su relación, o en contra de ella.

—Ha sido mi tía Amanda quien dio la idea de invitarte.

Nic se ahogó con su propia saliva al oír eso, estando obligada a toser hasta recuperar su respiración totalmente. 

—No te creo, seguramente, usaste tus ojos de Bambi para convencerla—Nic sonrió un poco, dejando un beso en los labios del chico al notar la sonrisa con aparente inocencia que se dibujó en el rostro de este—. Te has delatado.

—Tu ganas—Daniel volvió a reír—. Quizás rogué mucho por eso. Irá tu padre, aunque también irá Miguel y su madre. ¿Desde cuando Johnny sale con la madre de Miguel?

—Quién sabe—Murmuró Nic—. No creí que alguna mujer se volviera a fijar en él desde que engendró a Robby. Pero de todas formas, no creo que sea buena idea que asista a esa cena...

[...]

—Bueno, "nunca digas nunca" dijo Justin Bieber...—Murmuró Nic para sí misma.

Daniel realmente era bueno convenciendo a las personas, y había usado sus trucos más sucios esa misma tarde para convencerla de asistir a esa cena.

Sintió las miradas sobre ella cuando tomó asiento en la gran mesa de los LaRusso, sin detenerse en las caras que contenían muecas de molestia por su presencia, centrándose solo en el amigable rostro de su novio junto a ella. Agradeció convertirse en alguien invisible cuando comenzó la charla entre el resto, viendo como Daniel también participaba de ella mientras sostenía una de sus manos por debajo de la mesa, entregándole consuelo a la tortura que parecía ser estar allí para ella. 

—¿Qué es lo que quieres estudiar en la universidad, Nic?

Salió de sus propios pensamientos al oír como alguien se dirigía hacia ella, percatándose que se trataba de Carmen, quien hacía el intento de incluirla en la conversación.

—Hm, aún no decido correctamente qué estudiar—Respondió Nic, aclarando un poco su garganta—. Me interesa la medicina, aunque también el ámbito de la bioquímica y el trabajo en laboratorio. El plan académico de Bioquímica en Oxford es bastante interesante, aunque aquí en Estados Unidos, Stanford también es una buena opción. Ambas universidades tienen un amplio repertorio de becas que cubren el costo por semestre en su totalidad.

La rubia, quien a pesar de haberse visto desinteresada, escuchó la conversación que tenían durante la comida, y había notado el desánimo en el rostro de Miguel cuando mencionaron que no podrían pagar una universidad como Stanford y más por lo caras que eran. Nic no dudaba que Miguel era un chico realmente inteligente en el ámbito académico, y podría asegurar que, si llegaba a postular a una beca, podría obtenerla. 

—Nic y yo pensamos ir a la misma universidad—Habló Daniel—, el plan de estudios de programación e informática es el mejor del país en Stanford. Y Oxford es Oxford, sería genial estudiar allí.

—¿Tu padre está de acuerdo con esos planes, Daniel?—preguntó el señor LaRusso, bebiendo de su copa de vino.

—Él estará de acuerdo si es lo que yo deseo, tío.

No volvieron a dirigirse a la chica hasta que la cena terminó. Nic había planeado irse a casa de Tory, pero todos sus planes se vieron interrumpidos por una simple pregunta de Miguel.

—Nic, ¿Irás a casa con tu padre?—Habló el chico Diaz.

Fue un complot, y lo supo al notar las miradas que su padre y su ex-novio se dedicaron, porque sabían que la chica no podría negarse al estar al ojo de todos.

Se despidió de Daniel con un pequeño beso, prometiéndole verle en clases, para luego caminar a la camioneta con dibujos de águila, subiendo a esta y preparándose mentalmente para la charla que vendría en ese momento.

Pasaron unos minutos antes de que su padre hablara, suspirando un poco.

—Te ves bien con el chinito—Habló Johnny, intentando iniciar una conversación.

—Es japonés—Murmuró Nic—, de todas maneras, ¿A qué va todo esto?

—Estoy haciendo el intento de remediar nuestra relación, Nic—Respondió su padre, mirándole de reojo—. Sabes que lamento profundamente no haber estado para ti todas esas veces que me necesitaste...

—Yo también lamento eso....—Respondió la chica, mordiendo sus labios.

Sabía que no podría estar el resto de su vida enfadada con él. Y quizás odiaba eso de ella: Un día, podría sentir que nunca querría tener a su padre nuevamente junto a ella, pero luego, aquella nostalgia y pena la acorralaba; tal como ahora.

—Si quieres arreglar nuestra relación, hazlo—Soltó la rubia, mirando a su padre—. Porque no podré seguir fingiendo que te detesto, papá.

La chica sintió que un peso salía de sus hombros.

VOULEZ-VOUS ━━ cobra kaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora