THIRTY-FIVE

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Nic llegó al dojo con la mente llena de pensamientos a raíz de la cena en la que estuvo obligada a participar junto a su padre, a Miguel y a la familia de este.

Podría dejarla completamente en el olvido, pero no podía evitar sentirse molesta consigo misma y con el mundo cuando pensaba lo bien que se había sentido riendo y disfrutando pasar el tiempo en esas personas, incluyendo a su padre y a su ex-novio que se había encargado de destrozar su corazón cuando estuvieron juntos.

No quería ser débil junto a Miguel, pero lo había sido al mostrarse tan amistosa a su lado.

Su atención viajó ahora al par de personas que salio de la parte trasera del dojo, encontrándose con su hermano y Tory. Compartió una simple mirada con Robby antes de verlo irse, mientras que su amiga se acercó a ella.

—Él duda de Cobra Kai—Habló Tory—, no está dispuesto a quedarse. Sigue protegiendo a LaRusso, y es bastante obvio que parece que aún la ama.

Aquello pareció ser como un golpe en el estómago para Nic, porque creyó desde el principio que su hermano permanecería junto a ella, pero parecía haber estado más ciega que nunca para no ver la realidad. Las palmas de sus manos dolieron un poco cuando clavó sus uñas en ellas, aunque dolió más su corazón al darse cuenta que su hermano parecía no confiar en ella para contarle como se sentía en realidad.

—Déjalo que vaya detrás de esa perra si tanto la protegen—Murmuró Nic, en palabras cargadas de frialdad, al mismo tiempo en que comenzaba a golpear el muñeco frente a ella.

—Volverá, Nini—Añadió Tory, mirando los movimientos de su amiga—. Se dará cuenta que LaRusso ama manipular gente con su rostro de perra santa.

Ambas chicas se sumieron en un silencio, el cual era brevemente roto por el ruido de los golpes en el plástico del muñeco que Nic golpeaba, al igual su agitada respiración. Sus movimientos se detuvieron cuando el muñeco voló a un metro por una patada que le propinó a este, girando su cabeza para ver a su amiga.

—Parece que aún tengo sentimientos por Miguel.

Las palabras que soltó la chica Lawrence no dudaron en iniciar una extensa conversación entre las amigas, sin dudar en relatar lo que había sucedido en la cena de la noche anterior.

[...]

Esa noche, había vuelto a arreglarse para la cita que tendría con Daniel, y se había asegurado de que nada, ni ningún acontecimiento especial, evitara que ella saliera con su novio. Ni tampoco la discusión que parecía tener su padre con el señor LaRusso en su sala de estar.

Soltó un suspiro cuando salió finalmente del apartamento, sonriendo un poco cuando encontró al japonés apoyado en el capó de su auto, esperando por ella. No tardó en acercarse, rodeando su cuello con sus brazos antes de juntar sus labios en un tierno beso.

—Te extrañé—Soltaron al mismo tiempo, provocando que compartieran una risa.

Podría haber sido un mágico momento, pero Nic se sobresaltó ante el estruendoso ruido metálico que se oyó en el lugar, buscando con su mirada la raíz de ese ruido, deteniéndose en la oscuridad a unos metros de ahí, donde alguien parecía estar batallando con el basurero y una bolsa de basura. La chica se dio cuenta que se trataba de Miguel al cabo de unos segundos, y frunció su ceño cuando se acercó a ellos.

—Oh, ¡Daniel, amigo!—El latino fingió sorpresa al verlo—. ¿Qué tal? ¿Qué haces por estos lugares? No creo que Reseda sea tan lujoso como Encino, por donde vives—Miguel ni siquiera dejó contestar al chico cuando mirada se dirigió a Nic—. Nini, te ves preciosa. ¿Saldrán en una cita?

Nic evitó responderle al chico, porque no quería hacerlo con palabras, sino que con sus puños, por lo que decidió subir al auto de Daniel mientras este terminaba la conversación con Diaz. Vio a Miguel despedirse de su novio y agitar su mano en su dirección, sintiéndose completamente avergonzada por las acciones de su ex-novio. Daniel subió al auto, comenzando a conducir luego de un rato.

—Aún le gustas, es bastante evidente—Habló Daniel—. Y casi podría decir que tú también lo quieres aún.

Nic negó con su cabeza, pero no pudo responder.

—Y si eso llega a suceder, lo puedo entender, Nini—Prosiguió el chico—. Porque estaré para ti siempre, como un novio, o simplemente, como tu mejor amigo.

[...]

Era un nuevo día, y Nic estaba ya de mal humor al darse cuenta que, nuevamente, sus pensamientos se veían perturbados por la culpa de Miguel Diaz.

—Miren a este idiota—La voz de Kyler hizo que Nic mirara el interior del dojo y saliera de sus pensamientos, viendo a su hermano en medio de este—. ¿Qué haces aquí?

—El Sensei Kreese no ha regresado—Habló Robby, manteniéndose tranquilo—, así que yo dirigiré el calentamiento.

—Nunca has sido parte de este equipo—Kyler de burló, acercándose más a el—, ¿Y ahora te crees Sensei? Tenemos a Nic, ella sí puede hacer eso. Ya lárgate.

Nic se mantuvo callada, porque sabiendo lo que Robby pensaba de Sam LaRusso, ya no quería seguir estando del lado de su hermano.

—¿Quién dice que te queremos?—Cuestionó Tory.

Robby miró a todos los estudiantes de Cobra Kai, pero no logró conectar su mirada con los ojos de su hermana.

—Bien—Murmuró el chico—. Golpéenme. El que quiera. Si alguno logra golpearme, me iré.

Los chicos del equipo no tardaron en ser los primeros en lanzarse a golpear a Keene, mientras que Tory y Nic se mantenían observando la pelea. Cada chico cayó con facilidad, aunque Kyler intentara por segunda vez golpear a Robby, fracasando en el intento.

—¿Se quedarán ahí quietas?—Cuestionó Robby con burla.

Tory fue la primera en lanzarse al ataque de ambas, notando como su hermano esquivaba cada golpe de la rubia, hasta hacerla caer al piso.

—Aún quedo yo, hermanito.

Nic se lanzó al ataque, esquivando los golpes de Robby a la perfección, mientras que él también esquivaba los suyos en movimientos que sabía que él había aprendido en Miyagi-Do, porque recordaba una breve demostración que Dani le había dado en el pasado. Utilizó los movimientos que había aprendido con su tío en el pasado, desestabilizando a su hermano luego de un tiempo, tomándole del brazo para hacerlo caer en una voltereta.

Nic retrocedió con la respiración agitada, viendo como su hermano se levantaba del suelo.

—Un trato es un trato—Murmuró el chico—. Me iré.

—No lo hagas—Habló Tory—. Quédate.

Nic estuvo de acuerdo con sus palabras. Su hermano sería una parte fundamental para derrotar a Miyagi-Do y a Colmillo de Águila.

VOULEZ-VOUS ━━ cobra kaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora