CAPITULO 43 - LA CENA

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Luna y Rodrigo intentaron explicarme como había surgido su historia, pero no les deje, les dije que me parecía bien y que no me debían nada, a fin de cuentas yo estaba con Pablo, y ellos hacían una pareja preciosa.

- Yo he venido para contarte algo que averiguo Charo sobre el doctor Olmedo, y saber si vos sabias algo más.- le explique a Rodrigo

- Claro, cuéntame.

- Descubrió que el informe sobre el accidente de Pablo estaba firmado por Ernesto Murillo, pero después descubrimos que el señor murió hace ocho años. Pues resulta que este señor fue paciente del doctor Ricardo Olmedo y le había denunciado por sus malas prácticas, pero murió en un atraco a su banco antes de que pudiera testificar en el juicio.

- ¿Crees que le mataron para que no hablase?- pregunto Luna

- Puede ser... – le respondí pensativa.- ¿Vos sabias algo de él? – le pregunte a Rodrigo

- Si, cuando investigue a Olmedo, su nombre apareció entre los que le habían denunciado, pero cuando supe que estaba muerto deje de intentar localizarle... No he conseguido encontrar a ninguno de sus antiguos pacientes... ¿Y si todos están muertos? – respondió

- O les silenciaron con guita... – añadió Luna

- Bueno sea como sea, lo descubriré, vos sigue averiguando sobre el informe.- me dijo Rodrigo

- Vale, pero tener cuidado. No me gusta nada todo lo que tiene que ver con ese doctor.- les respondí

Me despedí de ellos y me fui a la casa de Pablo. Cuando llegue los chicos prácticamente habían terminado de preparar todo. Les conté lo que Charo me había dicho y que Rodrigo iba a investigar, pero preferí omitir la parte en la que me lo encontré con Luna, no me gustaba ir contando esos chismes.

A las nueve ya estaba todo listo para la llegada de los chicos y en cuanto escuchamos que se acercaba el auto de Mía, Pablo se escondió en el cuarto. Cuando entraron, lo hicieron con caras serias, y para sorpresa nuestra, Manuel les acompañaba.

- Manu, ¿Qué haces vos acá? – le pregunte cuando le salude

- Lujan me insistió en que viniera, dijo que vos querías que os acompañase...- me respondió confundido y yo le sonreí

- ¿Por qué tanto misterio? Mía le dio tres vueltas a cada rotonda que hay en el camino.- dijo Guido sentándose

- Pronto lo entenderéis. De momento podéis sentaros y os prometemos que aclararemos todo este asunto de una buena vez.- les dije e hicieron lo que les pedí

- Pero antes de eso, necesitamos que nos prometáis y que os comprometáis a no contar nada de lo que pase esta noche en este lugar, tampoco podéis hablar de ello fuera de aquí, y si en algún momento decidís volver, tendréis que hacer lo mismo que Mía con las rotondas. – se dirigió Tomas a los chicos

- Todo esto es muy raro. – dijo Pilar

- Sí. ¿Por qué tanto secretismo? Ya todos sabemos que andan.- añadió Manuel

- ¡Ja! Eso no se lo creen ni ellos.- Dijo Lujan

- ¿Qué quieres decir Lujan? Vos misma me lo contaste.- le pregunto Pilar

- Lo hice, para que se dejasen de mentiras. Yo leí la carta de esa mujer, y en ningún sitio ponía el nombre de Tomas, pero si el de un tal Carlos. Ese es el verdadero noviecito de Marizza, el marido de esa mujer. ¿O me equivoco?

- ¡Basta! No vinimos a hacerles reproches, sino a que nos cuenten su versión.- intervino Mía

- Claro, vos los defiendes porque estas enterada de todo.- le reprocho Lujan

LO QUE UN DIA ME HIZO FELIZ, SE HARÁ ETERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora