— ¡Papá! —cierro los ojos fuertemente mientras las lágrimas corren por mis mejillas —¡No te vayas!
Observo como papá recoge sus maletas y viene hacia a mí. Se pone de cuclillas para quedar a mi altura.
— Pequeña Michelle —dice dando un beso en mi frente —Tendré que irme hay muchos enemigos que me persiguen, cuando estés mucho más grande entenderás.
¿Qué quería que entendiera? Yo solo quiero, que este conmigo.
Miro a mamá.
— ¡Mamá!, no dejes que se vaya — digo mientras jalo su abrigo — quédate papá — sollozo y mamá da la vuelta dándome la espalda con sus ojos rojos e hinchados.
¿Por qué mamá no detiene a papá?
Abro mis ojos de repente, seco las lágrimas que ruedan por mis mejillas, volviendo a tener este tipo de sueños llenándome de melancolía sintiendo el ardor que se presenta en mi pecho, haciendo presente mis dudas.
Si mi madre hubiera convencido a mi padre que no se fuera, quizás, tan solo quizás, no habría muerto, pero papá siempre fue terco y si no acato con mis súplicas tampoco creo que lo habría hecho con las de mi madre.
Me levanto de la cama, observando la hora 7:00am, aún tengo tiempo. Me dirijo al baño a asearme y luego bajo a la cocina.
— ¿Mamá? —digo, pero no oigo respuesta — ¡Madre! —vuelvo a llamar, a lo cual solo me responde el silencio. Bien no llego.
Abro el refrigerador, y saco un bol de cereales, vierto primero la leche y luego el cereal «mi favorito» mandando el primero bocado y reviso las notificaciones de mi celular.
Veo cuatro mensajes de Karla preguntando si nos veremos hoy después de clases diciendo que hoy faltara, respondo con un okey y me encamino a mi habitación a alistarme.
Una vez salgo de la ducha, abro el closet buscando unos vaqueros y una blusa con logo el de Hello Kitty. Se pusieron de moda en un tiempo en Denver.
Opto por unas zapatillas negras y me encamino a lavar mis dientes.
Tengo un sin sabor en el cual no paro de pensar en aquel sueño, hace mucho que no los tenia.
Un pensamiento de apodera de mi cabeza.
¿Cómo Ian supo donde vivo? ¿Y si me siguió igual como yo lo hice con él?
¿Será uno de los deudores?Muevo la cabeza disipando todo tipo de pensamiento paranoico.
Debo relajarme.
Abro la puerta y me dirijo a la parada de autobuses como mamá no está me toca tomar el autobus.
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Mil barreras para amar ©
ChickLitPara Michelle su vida simplemente era "normal" aburrida y monótona, su padre había muerto en manos de sus deudores o como mejor le dijeron "atracadores" los cuales al no sentirse satisfechos quisieron cobrar el resto de sus deudas con ellas, logrand...