Tomo el autobús escribiéndole a Karla para vernos en la parada de la estación. Una vez el mensaje es enviado acomodo mi maletín y me preparo para bajar, cuando el autobús se acerca a mi destino. Bajo y procuro sentarme en una de las bancas mientras espero a Karla.
Según lo que hablamos quiere ir a un centro comercial que hay cerca de la estación. relamo mis labios y me dispongo a analizar mi entorno hay personas en bancas, otras charlado e incluso hasta discutiendo. Me concentro en los autobuses que pasan hasta que siento la presencia de alguien a mi lado.
— ¿Nos vamos? —giro mi cabeza encontrándome a una Karla con un vestido purpura holgado realmente se le ve muy lindo, ensancho mis labios en una sonrisa.
—Te ves preciosa —digo y sonríe.
— Gracias—muevo la cabeza asintiendo en afirmación y toma de mi mano levantándome en el acto —Vamos, en el centro comercial hay unos helados tan deliciosos debes probarlos —jala mi mano llevándome fuera de la estación.
Caminamos unas cuantas calles hasta llegar al centro comercial.
—Mmm, sabes que estuve pensando— dice Karla mientras hallamos el puesto de helados— como somos nuevas estoy considerando que fuéramos a alguna fiesta de la universidad —termina diciendo.
— ¿Fiesta? —pregunto y tomamos asiento en una de las mesas del puesto de helados.
— Si, ¿no te había comentado ya? —muevo la cabeza en negación y entre abre sus labios para hablar, pero su acción se ve interrumpida cuando una mesera se acerca.
—Buenas tardes chicas —dice con una sonrisa radiante —¿Qué desean pedir?
Karla se dirije hacia mí.
—Déjame pedir por ti hay una combinación de helado tan deliciosa que sé que te encantara —mencióna con emoción, lo pienso y bueno no estaría mal probar algo nuevo. Muevo la cabeza.
—Okey —dándole espacio a Karla para que prosiga a pedir.
—Por favor dos besos de ángel — Pide — con muffin de chocolate rociado de nuez por encima —dice relamiéndose los labios mientras la mesera apunta el pedido, a decir verdad, nunca había probado el tal beso de ángel así que no vendría mal darle el visto bueno.
La mesera se retira diciendo que en unos minutos nos traerá el pedido y yo vuelvo al tema inicial.
— ¿Entonces iremos? —se adelanta por decir Karla y yo reflexiono la idea. No es que no me agraden las fiestas de hecho me encantan, pero no sé si debería no conozco a nadie.
— ¿Cuándo es? —pregunto
—El viernes en la noche —dice —. O sea pasado mañana —La mesera llega con nuestros pedidos y me dispongo a probar la copa de helado que pusieron a mi vista.
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Mil barreras para amar ©
Chick-LitPara Michelle su vida simplemente era "normal" aburrida y monótona, su padre había muerto en manos de sus deudores o como mejor le dijeron "atracadores" los cuales al no sentirse satisfechos quisieron cobrar el resto de sus deudas con ellas, logrand...