Capitulo 2

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Entro a mi primera clase, la cual está repleto de estudiantes, sigo adentrándome logrando que varias miradas se posen sobre mí y capto el único asiento libre en una de las sillas del fondo

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Entro a mi primera clase, la cual está repleto de estudiantes, sigo adentrándome logrando que varias miradas se posen sobre mí y capto el único asiento libre en una de las sillas del fondo.

Avanzo y tomo asiento, giro mi cabeza cuando noto quien está a mi lado.

El chico del pasillo posa sus ojos miel sobre mí cuando nota que lo observo.

— ¿Se te perdió alguien con mi mismo perfil? — pregunta haciendo que me remueva en mi lugar.

— Si, ¿por casualidad no lo has visto? — digo rodando los ojos — es que justamente es igualito a ti. — Ignora lo que digo cuando llega la profesora.

— Buenos días, jóvenes, mi nombre es Francisca y yo seré la maestra de literatura.

Se mueve hacia el frente y vuelve hablar.

— Antes de iniciar esta clase quiero que sepan algunas reglas que deben cumplir. No acepto llegadas pasadas de tiempo en mi clase y tampoco permito discusiones o injusticias— continua — en esta clase quiero la opinión de los presentes, cada falta será un cero en esta materia, ya dicho esto procedamos a iniciar la clase.

Francisca le da comienzo a su clase mientras yo trato de prestar atención a todo lo que dice. Pasan las horas y suena el timbre que nos da paso al receso.

Me levanto de mi asiento dirigiéndome hacia la salida y llego a la cafetería encontrándome a Karla.

— Sabes, este lugar es de ensueño, ¡ya viste la biblioteca! Es super inmensa — dice con entusiasmo — ¿qué tal si después de clases pasamos un rato por ahí?

— Sería buena idea — le respondo — ¿eres de esta ciudad? — Pregunto mientras nos encaminamos a una de las mesas vacías.

— Mmm, pues mis abuelos son de aquí, pero yo soy de Boulder, Colorado — dice— vivo con mi madre y mis abuelos, ah, y con mi hermano Austin — continúa, haciendo que me gire a mirarla por la manera en que menciono el nombre de su hermano, logrando que me dé una breve explicación — no nos llevamos muy bien que digamos.

Termina de decir Karla cuando nos sentamos en la mesa.

— Yo vivo con mi madre, y somos nuevas en esta ciudad, mi padre murió hace un año — le comento.

Karla me mira sorprendida.

— Oh, lo lamento

— Descuida — digo tomando un juguito de mora, dirige su mirada hacia la entrada de la cafetería, cuando la campanita suena sobre la llegada de alguien. Un chico alto de pelo negro se acerca hacia nuestra mesa.

— Hola, chicas, soy Steven Roldán — dice el pelinegro con entusiasmo — ¿me les puedo unir a su charla? — termina de decir a lo que Karla rueda los ojos.

— Steven, llego tarde esta mañana, y se la ha pasado todo el día pidiéndome que lo adelante de lo que se perdió en la clase — dice Karla, con hastío a lo que Steven sonríe hacía a mí.

— Que lindos ojos tienes — dice Steven — Verde como la hoja de un árbol, deslumbrantes como la esmeralda, y genuinos como el brillo que resplandecen. — Sonrió encantada con su determinación hacia mis ojos.

— En la biblioteca, te esperaremos Michelle y yo después de clases, ya puedes retirarte — interrumpe Karla y Steven hace caso omiso a lo que dice la rubia y se acomoda más en su puesto.

— Y tú, ¿cómo te llamas preciosa? — dice dirigiéndose a mí.

— Michelle — respondo con una sonrisa.

Karla suspira sonoramente y Steven se dirige a hacia ella elogiando su cabello con puntas rosadas mientras tanto ella trata de ignorarlo en vano pues termina alegando.

A decir verdad, Steven es extrovertido y encantador, y pasa todo el rato exasperando a Karla y sacándome sonrisas hasta que cada quien toma rumbo a su siguiente clase.

Llego a mi segunda clase del día a la cual soy la primera, tomo asiento en una de las sillas del fondo mientras espero a que lleguen los demás, la puerta se abre dándole paso al chico de ojos, miel y cabello azabache.

Posa sus ojos sobre mi dándose la vuelta por los demás asientos y se sienta a mi lado. Ruedo los ojos

—Sabías que aquí se encuentran más asientos libres aparte del que estás sentado — digo dirigiendo mi mirada hacia él.

— Si qué casualidad no te parece, justamente me siento a tu lado — dice con aire de arrogancia — no te creas tan especial bonita, los asientos son libres, así que me sentaré aquí porque yo lo decido — Termina de decir.

— Idiota —mascullo entre dientes. La discusión da por terminada cuando una oleada de estudiantes entra junto con un señor que se aproxima a 50 años de edad. Carraspea sonoramente haciendo que mis compañeros de clases pongan su atención en él.

— Bienvenidos estudiantes yo soy el docente James alcacís — comienza a hablar — Y necesito que cada uno de ustedes se hagan en pareja. Las parejas las escogeré yo, así que, por lo tanto, no tiene que molestarse en buscar con quien hacerse. — Termina de decir con una risita para nada chistosa y saca una lista.

— Oriana con el señor Kevin — dice el profesor James, y va llamando a cada estudiante con sus respectivas parejas. Pasan minutos mientras observo como mis compañeros de clase se hacen en pareja con los nombrados por el profesor

— Michelle Jones y Ian Montes — Menciona el profesor a lo cual miro extrañada hacia todos lados buscando el llamado Ian Montes.

el chico de ojos miel posa su mirada sobre mí a lo que levanta la mano pasandola por mi cara.

—Yo soy Ian Montes — dice con una sonrisa burlona hacía a mí — no busques tanto me tienes a tu lado.

— Listo, el trabajo consiste en hacer un ensayo de lo que deseen de acuerdo a su pareja acordada, trabajo el cual se entrega el miércoles de la próxima semana.

Ruedo los ojos ¿es enserio con el amargado arrogante?

—La clase da por terminada.

— Nos vemos mañana, yo te avisto la hora en la que nos veremos. — Dice Ian antes de ser el primero en salir.

Imbécil, ni siquiera me dio la oportunidad de decir algo me levanto escribiéndole un mensaje a Karla que no podre ir con ella. Estoy cien por ciento segura que tendré que buscar el tema yo.

Mil barreras para amar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora