Parada encima de la mesa, agarró su vaso con contenido dudoso y lo vació de un solo trago. El líquido quema en su garganta, pero no importa porque en este momento su único objetivo es beber, beber y beber. Hasta perder la consciencia, y también quiere bailar . Pero por sobre todo beber. Beber hasta olvidar.
Abrí mis ojos muy lentamente y era como si cincuenta mini cuchillos se clavaran en mis sesos. El dolor de cabeza era insoportable, pero logré mirar alrededor con los ojos entrecerrados. ¿Dónde estaba?
"So wake me up when it's all over... when i'm younger when i'm older", canta abajo de una mesa, gritando y con el rostro empapado de lagrimas. Una botella de vodka descansaba a su lado a la cual le daba pequeños tragos cada unos cuantos minutos. Esa canción reflejaba lo que realmente ella quería en ese momento. «Despiértenme cuando todo este acabado».
Paseé mi vista por el cuarto donde estaba y ví varios pósteres de equipos de fútbol y bandas de música. ¿Una habitación de chico? ¿Qué estaba haciendo yo en una habitación de chico?
Escuché un par de voces debajo y decidí, por lo menos, buscar un espejo y comprobar mi estado. Me levanté como una zombi y entrecerrando los ojos me dirigí al espejo de pared completa de aquella habitación desconocida.
—Hola, preciosa. Creo que ya has bebido demasiado— le dice una voz a su lado. Ella mira a su interlocutor y resopla, quiere seguir bebiendo y bailando, no quiere la ayuda de nadie. Pero tiene que admitir que esos hermosos ojos la dejan prendida, siempre lo han hecho. Ella rehúye su mirada y toma nuevamente su querida compañera de borrachera, la botella de alcohol de la que no se ha separado en toda la noche y vuelve a acercársela a los labios. El muchacho a su lado le da una mirada de desaprobación e intenta levantarla del piso.
Oh-Mi-Dios. ¿¡Qué demonios le pasó a mi pelo!?
La chica sigue sentada en el piso y el joven no logra levantarla. Ya perdiendo la paciencia, se escucha como él le grita.
—¡Levántate de una vez! ¡Tengo que llevarte a casa!
Ella, enardecida, se para de golpe, olvidando que arriba suyo hay una mesa. El chico la ayuda a salir y ella, sobándose la cabeza, le responde.
—¡No me iré contigo!
—¿Y por qué no?
—¡Pues porque quieres llevarme a mi casa!
—¡No hay nada de malo en eso!
—¡Claro que lo hay!— aúlla ella, fuera de sí. Casi todo el bar está mirando a esa bella adolescente pelearse con ese apuesto chico.
—¡Dime qué hay de malo!
—¡No! ¡No te lo diré!
—¡Dime ahora mismo!
—¡No!
—¡Sí!
—¡NO!
—¡Dímelo de una vez, joder!
—¡Pues que tengo una hermana!— grita ella, con la cara empapada de lágrimas y probablemente la voz ronca. De repente, cae al piso sentada, cubriéndose la cara con sus manos y sollozando a más no poder.
Después de inspeccionar todo mi cuerpo y no encontrar nada raro, salvo unas ojeras kilométricas bajo mis pestañas y mucho rímel corrido, decidí bajar las escaleras y encontrarme con el dueño de esta habitación, tal vez preguntarle qué había sucedido. Pero, antes de que siquiera me pusiera en misión de salir de la habitación, la puerta repentinamente se abrió, dejando entrever una cara muy conocida.
El chico carga a la joven rubia por más de 30 calles, cuando por fin llegan a su hogar. Ésta se había quedado dormida en sus brazos producto de tanto alcohol que había ingerido. Él menea la cabeza con resignación y tantea su bolsillo para encontrar sus llaves. Abre despacio la puerta, pues no quiere que su madre se entere que a salido de su casa sin su permiso. Sigiloso, sube rápidamente las escaleras cargando ágilmente el cuerpo de la adolescente que no para de babear. El chico abre la puerta de su cuarto, tratando de evitar que chirree. Ya adentro, cierra la puerta con alivio y procede a dejar a esa hermosa chica en su cama, acordándose de sacarle los zapatos y de taparla. La mira con dulzura y después una idea aparece en su mente. ¿Se atreve? Sí. Lleva tanto tiempo deseándolo, ansiándolo... siente que se lo merece.
Muy cuidadosamente, él se acerca a la cara de la durmiente chica y presiona suavemente sus labios contra los suyos. Ya satisfecho, está a punto de retirarlos cuando siente que la chica abre su boca y le sigue el beso. Siguen rozando sus labios por unos segundos más, hasta que el chico percibe que los ojos de ella están parpadeando. Se aleja con temor, y observa como ella se da la vuelta y sigue durmiendo. Él por lo pronto, se va a dormir con el corazón contento.
Por fin había conseguido lo que deseaba hace tanto tiempo: un beso de su amada Sophie McKurt.
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Holaaaa, sí, re tarde, mil perdonesssss.
Para las personas que quieran saber porque hace tanto que no subo, hice un aviso, vayan a leerlo.
Si les gustó el capítulo dejenme su estrellita o su opinión!
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La Prueba
Teen FictionATENCIÓN: Sophie, la protagonista de esta historia, es extremadamente perra. Por eso, sus comentarios y pensamientos son superficiales, materialistas y egoístas. Les pedimos atentamente a las personas que no soportan a las adolescentes consentidas y...