Hola.
Me llamo Sophie, y soy una total perra.
Pero,ojo. Yo no era (en mis épocas de insti) la típica perra descerebrada que no sabía mantener su trono. No, no. Yo era una zorra muy inteligente e ingeniosa. Ninguna niñata tonta, ni alguna chica nueva podía destronarme, YO era la única reina del instituto.
Tenía, en ese momento, el pelo rubio a lo Perrie Edwards (ella está con MI Zayn, voy a matarla), ojos azules y, modestia aparte, un cuerpazo. Mis padres se separaron cuando yo tenía 10 años, pero por alguna extraña razón, no me entristeció. Capaz porque soy una puta sin sentimientos, no lo sé.
Yo era casi una inexperta con los chicos. Sólo me había acostado con Jack, Ian, Aaron, Brad, Andy, Jackson, Richard, Luke, Harry, Liam, Nick y Logan. Algunos se repiten.
¿Lo ven? Era una casi- virgen.
Bueno, vamos al tema que nos incumbe.
Puse ese genial letrero en la puerta de la escuela y me fui a mi casa. Sabía que me acosarían si me vieran caminar por los pasillos. Aún más que de costumbre.
Apenas llegué a mi casa me dispuse a dormir. Tendría que leer los 'curriculums' cuando el turno escolar terminara. Suerte que ya tengo mi vista acostumbrada, ya que soy una gran lectora. ¡Ni se les ocurra abrir la boca sobre eso! Nadie puede saberlo. Tampoco deben saber que era una alumna 10... me tomarían por nerd... no puedo permitirlo. Me habrían marginado y alguna mosquita muerta habría tomado mi puesto... eso no podíasuceder. Así que oculté mis notas durante todo el instituto.
Me levanté de la cama. Dormí casi dos horas, eran las 5 de la tarde. Estaba sola en mi casa, ya que mi madre trabajaba hasta las 9 de la noche y mi padre no vivía conmigo. Interesante historia. Luego les cuento.
Prendí la tele y ví lo que están pasando. No muy concentrada, pensé en la primera prueba a la que iba a someter a los chicos. Apenas ese pensamiento acudió a mi mente, una sonrisa malévola se formó en mi rostro.
Las pruebas que tenía pensadas no eran nada fáciles. Nada, pero nada fáciles. Yo soy Sophie McKurt, a mí nadie me rompe el corazón. Tenía que estar segura de que eran buenos chicos, chicos de confianza que me amarían por completo hasta que yo me aburra.
Voviendo al tema, estaba acomodándome en el sillón dispuesta a hibernar viendo Friends, mi programa favorito de todos los tiempos.
De repente el timbre sonó. Dos timbrazos, fuertes, que me hicieron despertar del sueño súbito que estaba teniendo.
Atendí intrigada. Era viernes en la tarde, el día estaba lluvioso y nosotras (mi madre y yo) no estábamos inscritas a ningún periódico. Nuestro edificio tenía camarita para ver quién toca, así que pude ver la cara de un tipo. No llegué a distinguir quién era, así que...
—¿Quién es? —pregunté, tratando de ver quién era el que estaba del otro lado de la pantalla.
—Cartero —me contestó al otro lado de la pantalla. Sonreí al ver a David, nuestro cartero. Siempre trataba de incomodarlo, usando ropa muy provocativa, haciéndole ojitos y hablándole seductoramente. La verdad es que él era muy apuesto. Ojos color miel, pelo verde (sí, lo sé), y labios increíblemente gruesos. Esa era otra de mis técnicas para incomodarlo; le miraba mucho los labios.
Despuès de atar mi camiseta para que este a la altura de mi ombligo y subirme un poco màs el short (sí, sí, soy una puta) bajé al encuentro de mi guapo cartero.
—Hola Dave— le dije, con voz sensual. Esto me daba mucha risa —¿Qué necesitas?
—Emm, Sophie, te llegaron estas cartas— me dijo, desviándo la vista. Mis técnicas siempre daban resultado.
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La Prueba
Teen FictionATENCIÓN: Sophie, la protagonista de esta historia, es extremadamente perra. Por eso, sus comentarios y pensamientos son superficiales, materialistas y egoístas. Les pedimos atentamente a las personas que no soportan a las adolescentes consentidas y...