Capitulo 9: La mañana siguiente.

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Él gritó como una chica y dejó caer una bandeja al piso, cubriéndose la cara con los brazos. Ésta, inevitablemente, se hizo añicos y lo que antes contenía un jugo de naranja bien servido con unos panqueques de chocolate, ahora tenía... bueno, nada. El jugo se había esparcido por todo el piso y los panqueques volaron hasta acabar en el lugar menos esperado...

Sí, los panqueques todos pegajosos cayeron en mi pelo.

Chillé como una endemoniada para sacarme esas cosas de mi hermoso pelo y tomé uno. Estaba como cegada, así que no respondo a lo que hice después.

Avancé hacia él y se lo pegué en la cara.

Carter, despacio, se lo sacó de su bell... digo, normal y corriente rostro, y me miró incrédulo. Yo contuve el aire, avergonzada por lo que acaba de hacer, y sin esperar las quejas que de seguro vendrían, busqué rápidamente mi cartera y salí trotando por la puerta. Bajé las escaleras corriendo y casi me caigo y me golpeo la nariz en el proceso, pero gracias a Dios y a la Virgen María eso no sucedió.

Oí que él me estaba llamando, pero no me di la vuelta para ver si estaba viniendo tras de mí. Pero, de alguna manera, tenía que cerrar la puerta. ¿Qué pasaría si dejaba abierto y entraban algunos ladrones y se comían los panqueques que estaban arriba? Jamás me lo perdonaría. Entonces, para evitar esta tragedia, giré sobre mis talones con los ojos cerrados para no ver a Carter y di un portazo tan fuerte que creo que astillé la puerta. 

—¡JODER, SOPHIA! ¡MI HERMOSO ROSTRO!

Ups. Creo que también le astillé la nariz a Carter.

—¡No me llames Sophia, Carter!—le recordé abochornada. Lentamente, fui abriendo la puerta para encontrarme con él y su bonita cara ensangrentada. 

Dios. Su nariz se veía horrorosa.

—Tú en serio no sabes agradecer de forma correcta un par de panqueques de chocolate y un vaso de jugo—oí que susurraba él, llamando mi atención. Una ligera sonrisa se escapó de mis labios y, acto seguido, levanté mi mano para tocar su herida. Lo hice despacio, disfrutando de la cercanía de nuestros cuerpos y de la forma en que su respiración y la mía se mezclaban. Cuando mi mano por fin acarició su nariz, mi mirada se fue inconscientemente a sus gruesos labios. ¿Besarlo sería tan agradable como en mi sueño?

¡No! ¿Qué estoy pensando? Sacudí mi cabeza y tomé distancia.

—Seguro se sanará rápido. O si no, de todas maneras, podrás tapar esos horribles granitos que tienes.

Pero, ¿qué demonios me pasa? ¿Qué acababa de decir?

Lo miré nerviosamente, esperando su reacción. Él levantó la mirada y se pegó con el puño en su corazón.

—Auch. Eso traspasó mi pobre corazón. Me debes uno nuevo.

—¿Te debo un corazón nuevo?—él asintió—Bien, ahora voy al mercado y te compro uno de vaca para reemplazar el tuyo.

—No quiero el corazón de un animal. Me refiero a un corazón que quiera de verdad.

¿Cuándo se había puesto serio el asunto? Había tensión en el aire, así que me fui alejando lentamente y dije:

—Bueno... gracias por el desayuno, una lástima que no haya podido disfrutarlo, lo dejaremos para otra ocasión...hasta luego.

"¿¡Hasta luego!? ¿Qué eres, una dama victoriana del siglo dieciocho?"

Carter me miró burlón pero se limitó a responderme con un "nos vemos", y entró a su casa.

(***)

Tanteé mis bolsillos por mis llaves y afortunadamente estaban, así que las introducí en la cerradura de mi casa y entré. Rápidamente corroboré que no había nadie, así que me dirigí a la cocina y abrí la heladera. Tenía hambre.

"Veamos que hay por aquí... lechuga, tomates, cebollas, pan, queso cremoso, berenjenas, apio, huevos, leche... joder. ¿Es que no se puede comer nada no saludable en esta casa?"

De repente, recordé lo que hacía mi mamá cuando yo me iba de casa por cortos períodos de tiempo. Corrí hacia el salón, me acerqué hasta el sofá y, con ayuda de mis manos, saqué el primer cojín. Y ahí estaba. Mi bebé. Mi precioso. La razón de vida de muchas personas (incluyéndome). NUTELLA.

Reí como una niña pequeña y tomé una cuchara del cajón de la cocina. Subí a mi cuarto con mi potecito de Nutella en mis brazos, y me tiré en la cama. Empecé a dar buena cuenta de él mientras pensaba en la semana agitada que tendría. En un momento dado, dirigí mi vista hacia a esquina de mi cuarto, donde se junta todo el desorden, y vi algo que me llamó la atención. Una bolsa. Una bolsa chiquita, con un par de letras. 

Una bolsa que contenía un regalo. Una bolsa de Ezequiel.

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Después de mil millones de años y con un capítulo a b u r r i d i s i m o, pero con algo tenía que volver, ¿no?

Una sola palabra, un horrible significado: B L O Q U E O. Dioss, como los odio. Peero, ya estoy de vuelta! *aplausos* *nadie la aplaude en realidad* *se deprime*

Siento muchhhho haberlo hecho tan corto pero no puedo hacer nada más, bc son las 3 de la mañana y mis ojitos se cierran D:

Gracias por las 1K! Creo que no había agradecido jajaja, las/los quiero a todas/os muchisisisimo *manda beso*. ¡Voy a volver pronto, no me peguen!

PD: Va dedicado a Resentida_3, bc la loveo con todo el jart y hace poco fue su cumpleaños y se lo prometí💕

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