𝐕𝐈𝐈

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—Eres lindo

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—Eres lindo...

—¿Que?

—Que eres lindo.

El de gorro de bruja/mago se tenso al escuchar aquellas palabras, no supo que decir pues era la primera vez que alguien se lo decía directamente y sin rodeos, era la primera vez que alguien se lo decía sin tartamudear o de ponerse nervioso, más el al notar lo directo que era se puso nervioso y entro en pánico pues no sabía cómo reaccionar o que hacer.

Juan rápidamente soltó una risita nerviosa, mirando al de ropajes morados de arriba a abajo, sudor comenzaba a caer por su rostro y comenzó a jalar la ropa que estaba en su cuello en señal de que tenía calor pero claro, todo por los nervios que estaba sintiendo en el momento, sin contar el rubor en sus mejillas.

—JAJAJAJA, ¡V-Vaya aquí hace mucho calor! ¿¡No lo sientes!?

—Juan, vivimos en una montaña donde las nubes están casi cerca de nosotros, ¿Cómo vas a tener calor?

—¡E-Es que yo!, ¡E-Es que mi cuerpo actúa de forma di-diferente a la de otros!, ¡Si eso!

Vegetta lo miro algo extrañado ladeando su cabeza al lado derecho, mirando a Juan con tranquilidad, el brillo de sus ojos demostraba dulzura y cariño, una mirada que solo un ser puro de corazón podía darle a alguien, un brillo casi imposible de tener y dios vaya que ese brillo le quedaba demasiado bien al pelinegro y al notar lo hermoso y atractivo que se veía, el castaño se ruborizo más, parecía un tomate andante.

—Juan, ¿Acaso estás nervioso?

—¿¡Que!?, ¡No no no no no! ¡Claro que no! ¿Quetehacepensareso?

—Bueno pues, tengo una forma de averiguarlo...

Rápidamente el de ropajes morados se acercó de golpe a la cara de Juan, lo cual sorprendió al contrario, es más lo tomo por demasiada sorpresa e hizo aunque se viera imposible, hizo que Juan se sonrojara aún más, quitando las sospechas de Vegetta cosa que lo hizo soltar una risita dulce y bastante agradable.

—Tranquilo no tienes porque ponerte nervioso, solo fue un cumplido, eres lindo y eso nadie lo puede negar, así que no te pongas así tomatito, ¿Puedes hacer hechizos con tomates?

—¡Vegetta!

—¡Ya ya!, ¡Solo bromeó tío!

Soltó su típica risita, una risita tan hermosa y dulce ante los oídos del Hechicero el cual no entendía porque se sentía así, no entendía porque Vegetta le parecía cada vez más atractivo, lindo, hermoso, precioso, perfecto... ¿Espera?, ¿De verdad estaba pensando en todo eso?, Rápidamente el Hechicero sacudió su rostro y miro hacía otro lado, "¡Por Dios Juan!, ¡Enfócate!", Fue lo que pensó el castaño intentando calmar sus nervios, cosa que le pareció tierna al amante del morado.

—Tranquilo Juan, no tienes porque ponerte nervioso, no es como que vaya a besarte... A no ser que quieras.

—¡Por Dios Vegetta!, ¡Si sigues así terminaré teniendo un ataque de nervios!

𝗧𝗵𝗲 𝗿𝗲𝗱 𝗳𝗹𝗼𝘄𝗲𝗿┋𝑽𝒆𝒈𝒆𝒕𝒕𝒂 + 𝑱𝒖𝒂𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora