El manto blanco comienza a cubrir a la enorme ciudad de New York y para Elsa Arendelle es otro recordatorio que se suma a su aburrida vida independiente.
En esta época del año la ciudad se adorna de luces, los árboles pierden sus hojas y las temper...
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"Navidad en California" Parte dos.
Nunca nada ha sido fácil, lo sé, la vida es muy injusta cómo para servirnos las oportunidades en bandeja de plata y nosotros muy estúpidos al creer lo contrario. El amor es igual, supongo, no es fácil, vaya que esa mierda es complicada y cualquiera que diga lo contrario es porque nunca ha experimentado ese sentimiento. El amor no es sencillo, no es clásico y mucho menos sincero, al menos no al principio.
— ¿Lista para esta noche? —. Mamá parece extrañamente emocionada, no para de preguntarme eso cada cinco minutos.
— Si. —. Contesto tajante.
— Sigues demasiado callada, Elsa. —. Dice sentándose en el borde de mi cama. —. Llevas el día de ayer sin decir mucho y me preocupa, hija. Me preocupas mucho
— No hay nada que decir. —. Contesto. —. Es solo que, yo. Simplemente no puedo creer que regrese mañana, ya me había acostumbrado a pasar las mañanas con Fergus y a lidiar con papá en el viñedo.
Bromeo tratando de apaciguar las cosas. Mi madre no es de esas mujeres que dejan los temas importantes así por así, sin embargo, espero olvide mi inmaduro comportamiento, al menos el de estos dos últimos días.
— ¿No me estarás ocultando algo, verdad? —. Murmura acercándose.
— No.
— ¿Segura?
— Si.
Pasan los segundos y el silencio empieza a sentirse pesado.
— ¿Quieres que te deje sola?
— Si, por favor.
Asiente con lentitud y me parte el corazón no poder decir nada. ¿Cómo podría contarle que estoy así por alguien que apenas conozco? ¿Por alguien que empiezo a extrañar como si lo conociera desde hace mucho tiempo? ¿Por alguien que me oculta cosas y de las cuáles no quiere decir nada?
La Elsa de antes, esa que existía antes de Diciembre, lo hubiera comprendido todo. Pero, yo, simplemente no puedo.
No puedo entenderlo a él.
— De acuerdo. —. Suspira caminando a la puerta. —. Si me necesitas estaré abajo en la cocina. Necesito hornear unas últimas cosas y si quieres ayuda sabes bien...
— ¿Si papá te ocultara algo y no te quiere contar sobre ello, sería malo? —. Mi pregunta la toma por sorpresa. —. ¿Sería malo, mamá?
