"Todo lo que sube tiene que bajar...y sin aviso ¡carajo!"
Un mes, un mes y nada; ni un saludo, ni buenos días, ni un solo cruce de miradas; no hay nada, ni siquiera miseria. Hay ocasiones en las que me lo encuentro charlando con John. Jack, inmediatamente toma su bolso y se va vistiendo su ridícula bata blanca que luce como medalla de exhibición, obviamente no corro tras de él en busca de que piense mejor las cosas ¿Por qué lo haría? No recibo nada de lo que me gustaría recibir y si Jack no quiere saber nada de mí..¿Por qué me habría de importar su bienestar? ¿Por qué me debe importar Jack?
Odio quererlo de esta forma que honestamente asfixia.
De hecho, le dí la USB, la mitad de mi libro, vaya que se la dí. Le entregué mis palabras, mis pensamientos, mis maneras de verlo y describirlo...¿Y nada? Dios, me convencí, juro que me convencí de que él no tuviera tiempo de leerlo. Jack trabaja, vuelve cansado, a penas y come, era completamente entendible, claro...pero, ¿dos semanas? ¿¡dos!? Eran suficiente razón para declinar esa idea. Si su plan es hacer como si yo no existiese, lo hace de manera excelente y yo realmente ya me cansé de estar perdiendo mi tiempo en ver el celular a la espera de un mensaje suyo, en que vuelva, se quede y nunca más se valla.
"Oh, mi amor, si esta habría de ser nuestra despedida. Resultaba mejor jamás habernos conocido".
— Disculpe, ¿Señorita? —. Se dirigen hacia mí. Vuelvo en sí cuando el olor a repostería inunda mis fosas nasales. —. ¿Una orden de galletas de coco y chocolate caliente de ocho onzas?
— Si, por favor.
— Aquí tiene su orden, disfrute.
Sé que dirán que probablemente sea una cobarde, y lo soy ¿vale? Tengo claro ese puntito. Venir al Central Park no ha sido una de mis mejores ideas, pero necesitaba hacerlo, de hecho, caminar por las aceras, ver las bancas vacías y observar la pista de hielo no son para nada reconfortantes y menos comprar lo que solía ser mi alimento anti-estrés.
¿A qué punto he llegado para odiar a mis galletas favoritas, eh?
Bueno daba igual, mi problema era hoy, para mí la tarde del viernes era bastante sencilla: Sobrevivir irremediablemente a la soledad, eso significaba salir por ahí a dar una vuelta, aunque, claro, con mi suerte a lo mejor me termino perdiendo en New York: ¡Venga, a lo mejor es lo que necesito!
Acomodada en una de las bancas frente al río Hudson, me sobresalto al escuchar mi celular vibrar, contesto sin tanta importancia.
— ¡Era hora que contestaras ese celular! ¿Dónde lo llevas? ¿En el zapato? —. La particular risa de Anna hace eco tras el teléfono.
— A lo mejor si, una chica loca no mide sus posibilidades. —. El silencio deja en claro que Anna no hablará, asi que me adelanto:— Lo siento, pero no estaba de humor para contestar. De seguro ha sido el clima, no ha parado de nevar esta mañana y sabes cómo me pongo cuando el día está nublado.
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Tardes de invierno © (CANCELADA)
FanfictionEl manto blanco comienza a cubrir a la enorme ciudad de New York y para Elsa Arendelle es otro recordatorio que se suma a su aburrida vida independiente. En esta época del año la ciudad se adorna de luces, los árboles pierden sus hojas y las temper...