Habitación

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Camine detrás de ella mientras subíamos a su habitación, dejé que ella me guiara a pesar de que nuestros dormitorios estuvieran juntos.

Dahlia se veía hermosa hoy, más radiante. Su piel casi brillaba por lo perfecta que estaba, su cabello parecía seda, era casi como si hubiera obtenido más vida. Y yo estaba segura que era por la sangre.

Era hipnotizante verla así, mis ojos no podían despegarse de su cuerpo. Sabía que ella notaba cuánto la miraba, pero no hacía nada.

Ella abrió la puerta de su cuarto, la sostuvo y me dejó pasar, sorprendentemente aunque se hubiera mudado dado hace poco tenía muchas cosas en su habitación, una estantería ocupaba casi toda una pared, su cama de dos plazas cubierta por un hermoso cobertor color burdeo  parecido a la sangre, sábanas negras se podían distinguir en los bordes. La cama tenía un espaldar de madera tallada mano con unos detalles de rosas y varias otras figuras que no pude distinguir por la distancia, tenía un baño privado y un walk-in closet.

Un escritorio color negro estaba en la mitad de un ventanal, tenía unos cuantos libros desparramados por encima, una silla y un gran florero con rosas rojas y negras. Las cortinas eran gruesas, no dejaban que la luz pasara y el color negro de estas mismas oscurecía más aún la habitación.

Dahlia tomó asiento en un sitial junto al librero, estiró su brazo señalando el sillón a su lado para que yo tomara asiento. Al estar frente a ella note como sus ojos tenían un suave tono violeta, tal como mi sueño.

Me perdí mirándola, creo que nunca había visto a nadie tan perfecto. Podría distinguir la suave piel pálida de sus piernas que se asomaba por su corta falda, increíblemente hoy se veía más pálida, su piel era casi como la porcelana, sin color.

Con un elegante movimiento extendió su mano hacia mí.

-Aún no descifro porque pero al parecer algo nos quiere juntar, hacer que nos conozcamos y estoy de acuerdo con eso, hay algo en ti, Wednesday. Algo que me atrae de sobremanera- En su mano apareció una copa de vino, a mi lado una copa también aprecio para mi.

-Tu también me intrigas, Dahlia- Le confesé, y ella curvó la punta de sus labios.

-Se que lo hago pero no por el mismo motivo, tú piensas que podría ser otro monstruo- Levante mis cejas ante su confidencia.

-Nunca dije eso- Me defendí, tomando la copa y acercándola a mi, tratando de evitar el contacto visual.

-No es necesario que lo hagas, se que lo piensas...

-No lo creo, ¿en que estoy pensando ahora?- Bromee sarcásticamente, al mirarla pude ver como sus ojos se colocaron completamente violetas por unos segundos.

-En si deberías beber el vino, piensas que podría estar envenenado. Que ocurrente eres, pero no te envenenaría, no podría beber tu sangre- Abrí mis ojos sorprendida, mire a la copa y luego a ella, podía notar que estaba entretenida.

-No sabía que podías leer la mente- La acusé algo molesta, ella le restó importancia moviendo su mano para negar.

-No puedo hacerlo, es algo que solo me sucede contigo- Dijo después de beber un sorbo de vino.

-¿Perdón, qué?- Le pregunté algo horrorizada.

-No es algo que pueda controlar, pero cuando estoy cerca tuyo tus pensamientos son demasiado ruidosos, yo simplemente me concentré y vi que podía hacerlo. Más no mire nada indebido, me gusta el consentimiento-  Me guiño un ojo, sentí como mis mejillas se calentaban pero lo disimulé.

Bebí un poco de vino, esta sería la primera vez que probaba el alcohol.

-¿En serio nunca habías bebido?- Me miro como si me hubiera salido otra cabeza, yo asentí con mis hombros.

-Deja de meterte a mis pensamientos, ahora- Le ordene mirándola fijamente.

-Esta bien, no lo haré más, pero ¿de verdad?-

-Si, Dahlia, nunca había bebido- Frunció los labios y me miró raro una última vez.

-Este es uno de los mejores vinos, disfrútalo- Asentí, volví a beber junto a ella.

-¿Qué edad tienes?- Le pregunté de la nada.

-Una pregunta inesperada, tengo tu misma edad, diecisiete- Levante una ceja en desapruebo.

-¿Desde hace cuanto que tienes diecisiete?- Achique mis ojos y ella río.

-Algo de tiempo, nada muy alarmante, nuestra edad es diferente a la de ustedes los humanos- Escuche como dijo esta última palabra con algo de rencor.

-¿Qué eres Dahlia? ¿Qué cosa realmente eres?-

-Son un vampiro, Wednesday. No uno común, mis padres son unos poderosos vampiros, de siglos de vida- Ella miró los libros, tocando algunos.

-¿Por qué tienes que cazar?- La cuestione cambiando mi tono de voz por uno menos hostil.

-Sin la sangre me debilito, tiene que ser fresca si no, no tiene el mismo efecto-

-¿Por eso te ves distinta hoy?- Ella me miro y sonrió.

-Si, es nos da más vida- Tenia sentido, su aura también era distinta.

-¿Y porque comes animales?-

-Porque es más práctico, no mató humanos si no es completamente necesario aparte de que puede causar algunos problemas si el humano no es bien mordido- Asentí mientras la escuchaba, Dahlia comenzó a jugar con un mechón de su cabello.

-¿A que te refieres?- Pregunté curiosamente.

-Matar para beber toda la sangre solo se hace cuando hay muchos vampiros para beber, si no se desperdiciaría, pero si no matas antes de morder puedes crear otros vampiros por error- Joder, ella podía crear más vampiros desesperados por sangre.

-¿Como en los cuentos infantiles?- Tome más vino, la copa volvió a llenarse.

-Exactamente, y los vampiros recién convertidos son insoportables- Suspiro con un poco de enojo, vi qué tono su copa de un sorbo.

-No desperdicies el vino Wednesday, bébelo, ya es tarde y mañana tenemos clases- Gire mis ojos y de un golpe bebí todo.

Dahlia se veía satisfecha, dejando la copa en la mesa me levanté para irme.

-Debemos hablar más seguido, tal vez podamos formar una amistad- Me dijo mientras se apoyaba en la puerta.

-No lo creo, yo no tengo amigos- Me di la vuelta y me fui.

Bloody Heart - Wednesday Addams Donde viven las historias. Descúbrelo ahora