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Desperté a las 5 de la tarde, estaba mucho más descansada pero hambrienta, bajé y encontré a mi madre viendo televisión acostada en el sillón con una cobija en sus piernas.

-Al fin, creí que habías muerto- dijo viéndome y devolviendo su vista al televisor.

-Tengo hambre- dije sentándome en el sillón y cobijandome con ella.

-Yo igual pff- suspiro- !Oh ya se! ¿Qué tal si te llevo a mi restaurante de pizza favorito? - dijo mirándome emocionada.

-Porque no mejor pedimos a domicilio, no quiero salir, está lloviendo- respondí.

-Aquí siempre llueve- dijo en voz baja seria mirando al televisor. Suspiré en mis adentros para no ser una perra con ella.

-Buscaré el número de la pizzería, ¿Cuál es el nombre? - dije sacando mi celular.

-Pizzas Nara - respondió en voz baja sin mirarme.

-¿Nara?- pregunte pero no hubo respuesta, busqué en mi celular el restaurante e hice el pedido de dos pizzas y dos bubbles.

Seguimos viendo el televisor por 30 minutos cuando tocaron a la puerta, fui a abrir y el repartidor era un chico alto moreno con una coleta en forma de piña y perforaciones en ambas orejas, con una mirada de sueño.

-Una pizza grande de peperoni y otra de tres carnes, con especial bubble tea de cereza y mango- dijo leyendo el pedido de su celular.

-Si, así es- tome la pizza y las bebidas- Espera un segundo- le dije mientras iba dejar la comida a la mesa y tomaba dinero- Tomo aquí tienes, y ahí va la propina- dije dándole el dinero.

-Gracias, lindo piercing- dijo antes de irse. Supongo que se refería al de mi nariz.

Cuando cumplí 14 años me lo hice sin el permiso de mi madre ya que se había ido de luna de miel y no podía impedirlo.

-Ah, gracias. Buena tarde- respondí y cerré la puerta.

Mi madre durante toda la comida no me dirigió la palabra, ni la mirada, hasta que decidí romper la tensión para que olvidara su berrinche.

-Tienes que conseguir un empleo- dije mirándola de reojo.

-Lo sé- dijo seria.

-Puedo conseguir un trabajo de medio tiempo para cubrir mis gastos de la escuela- dije tomando un sorbo de mi bebida.

-Esa es una buena idea, busca empleo en el centro ahí siempre han pagado bien- dijo más alegre.

Di un gran suspiro y volví a tomar aire- Y si vamos a comprar comida y todo lo demás al supermercado- dije tratando de llamar su atención.

Subió a cambiarse sin decirme nada, me quede observando la sala era curiosa ya que no había fotos, cuadros o algo, todo era muy minimalista, solo por mi mente pasaba las preguntas más comunes en esta situación, ¿Por que se fue mi madre?, ¿qué pasó con sus padres? ¿Por qué nunca hablo de ellos?

-¿Sakura?- mi madre me sacó de mis pensamientos- ¿Todo bien?- preguntó.

-¿Qué?, si. Vamos- dije poniendome de pie y caminado a la entrada para ponerme mis converse negros.

-Yo manejo- dijo tomando las llaves del carro y saliendo de la casa.

Llegamos al supermercado más cercano, la lluvia era tranquila así que no había necesidad de usar el paraguas, al entrar se podía sentir el frío del aire acondicionado, tomamos un carrito y fuimos avanzamos por los pasillos tomando las cosas que necesitábamos.

Mi madre se fue alejando curioseando y supongo buscando cosas dejándome sola desapareciendo de mi vista, seguí hasta el pasillos de las pastas y sentí que alguien me observaba, levante la mirada y encontré a una señora que venía en dirección contraria a la mía, sus ojos ónix me vei muy sorprendidos y confundidos eso hizo que me sintiera un poco incómoda, tenia el cabello azechabe y usaba un conjunto deportivo de color gris.

Yo cuidare de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora