Liliane Westh, después de mas de 1000 años desde que dejó su hijo en el cuidado de los Mikaelson, se entera de el dolor que le hicieron a su hijo. Y ella tardo años en encontrarlo...pero lo hizo. Lo encontró. Su hijo. Le costó ser parte de su vida...
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" Cuando emprendes un viaje de venganza, comienza por cavar dos tumbas: una para tu enemigo y una para ti." Jodi Picoult.
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Dos días, en los cuales los he pasado intentando averiguar quien había intentado matar a mi madre. Liliane, quién estaba por su parte con su manada viajando, buscando a una bruja que era muy poderosa y que antiguamente ayudaba a su manada en las peleas. La bruja que yo había encontrado, estaba buscando grimorios antiguos porque (según lo que me había dicho ella) algunos aquelarres guardaban hechizos que los demás aquelarres o linajes habían eliminado. Se les llamaban "aquelarres de la prohibición".
Eran los únicos que guardaban aquellos hechizos prohibidos o eliminados en otros aquelarres o linajes.
En este caso, mi bruja buscaba uno de esos aquelarres. Los necesitábamos para saber si ellos guardaban el hechizo de resurrección.
La puerta principal se abrió dejando ver a mi bruja.─ Señor Mikaelson, ─dijo y me levanté─ encontré el sitio donde se esconde la manada que atacó a la de su madre siglos atrás.
─ ¿Dónde se hizo?─le pregunté.
─ Chicago.
Si, esa ciudad parecía maldita. La mayoría de cosas malas pasaban allí. Mis mejores tiempos, no fueron allí. Mi amigo Stefan Salvatore siendo el destripador allí, mi hermana Rebekah y yo siendo perseguidos por Mikael en Chicago...¿y ahora me entero de que mi madre también fue casi matada allí?
Esa ciudad esta maldita, definitivamente.
─ Prepara tus bolas de cristal, nos vamos de viaje.─ le dije.
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Habíamos llegado a Chicago, recuerdos invadieron mi mente.
─ ¿Qué tenemos que hacer?─le pregunté.
─ La manada se esconde en el centro del bosque.─ me dijo.
Fuimos hasta el gran bosque que había, empezamos a caminar por el bosque, chocando con muchas manadas que se escondían también ahí.
Dios, que poca originalidad.
El bosque era muy grande a mi parecer, empecé a escuchar sonidos fuertes y supuse que estábamos llegando a la mitad del bosque.
─ ¿Es aquí?─le pregunté mirando a todos los lobos que habían delante nuestra.
─ Si señor Mikaelson. ─me dijo.
Los lobos al olernos se giraron confusos a vernos, sonreí.
─ Alguien de aquí ─di un paso adelante─, ¿conoce a Liliane Westh? Mejor dicho, ¿se ha PELEADO con ella y su manada?─ellos guardaron silencio.
─ Yo. ─dijo un hombre que parecía ser el mas mayor de ahí.─ Yo me peleé con ellos. ─dijo orgulloso.
─ Y, acaso...─me acerqué a velocidad vampírica a él─ ¿borraste el ÚNICO hechizo de resurrección cuando intentaste matarla, con la intención de que no la pudiesen revivir?─le pregunté.
