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Clark Kent ajustó su corbatín y limpió sus gafas una vez más, comprobando su reflejo cuidadosamente. Lois Lane había accedido a tener una cita con él —si era totalmente sincero consigo mismo, probablemente tendría que admitir que era porque Lois quería ver bien el interior de la Mansión Wayne y a su multimillonario propietario—, sin embargo, aún era una oportunidad. Siempre era posible que pudiera tener un avance esta noche; podría convencer a Lois de que finalmente lo viera como algo más que su tonto compañero de trabajo.

Incluso era posible que ella le permitiera a Clark darle un beso de buenas noches.

La imaginó deteniéndose en la puerta de su hotel, girando su rostro hacia él, esperando, expectante. Imaginó cómo se inclinaría hacia adelante y...

Rompió ese tren de pensamiento sin compasión. No era sólo que, probablemente, esto era por completo insignificante, sino que estaba perdiendo de vista la razón principal por la que asistía a esta recaudación de fondos.

Mientras Clark reajustaba su corbatín, recordó la voz preocupada de Dick Grayson en el teléfono—: Necesito que le eches un vistazo a Bruce. Él ha sido... no él mismo. Me dijo que debería concentrarme en Blüdhaven y que... no me acercara más a la Mansión Wayne. —El dolor de Dick había sido palpable.

—También ha estado evitando las acciones de la Liga —había señalado Clark—. Ninguno de nosotros lo ha visto desde hace un mes, por lo menos. Pero Dick —añadió razonablemente—, él pasa por rachas como ésta, ¿verdad? El hombre es un melancólico, sólo tómalo con calma.

—He estado tratando de hacerlo —dijo Dick—, pero acabo de recibir una llamada de Alfred... Clark, Bruce ha despedido a Alfred.

Clark le frunció el ceño a su reflejo en el espejo. Despedir a Alfred fue sin duda un mal presagio. Incluso en sus peores momentos, Bruce nunca había despedido al mayordomo. Ahora el hombre estaba completamente solo en esa enorme mansión y húmeda cueva, y no parecía que fuera a salir.

Clark no había sido invitado a esta recaudación de fondos de la Cruz Roja, pero supuso que ésta podría ser la última oportunidad que tenía de ver a Bruce públicamente. El hombre no había respondido a las llamadas telefónicas ni a las citaciones de la Liga. Así que colarse en la fiesta parecía ser la forma más segura de comprobar rápidamente cómo estaba.

Sin mencionar que, cuando le mencionó el plan a Lois, ella se mostró encantada con su descaro e insistió en acompañarlo. Eso fue definitivamente un beneficio adicional.

Clark suspiró. El corbatín era una pérdida total. Por alguna razón, con todos sus poderes, nunca pudo atar un simple corbatín. Debe ser algún tipo de bloqueo mental.

¿Quizá Lois lo ataría por él?

Alegremente, Clark inició su caminar hacia la puerta de al lado mientras las visiones de los capaces dedos de Lois rozando su cuello bailaban en su cabeza.

Alegremente, Clark inició su caminar hacia la puerta de al lado mientras las visiones de los capaces dedos de Lois rozando su cuello bailaban en su cabeza

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DOS CUERPOS, UN ALMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora