[1.7] Un pequeño empujón

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Aclaraciones: "Pensamientos". Volví a leer lo que tenía publicado del fanfic esta semana, el único cambio notable que hice fue el nombre del OC, Ai ahora se llama Aiko.

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[1. 7] UN PEQUEÑO EMPUJÓN

Fukui Aiko estaba envuelta en una situación fácil y a la vez difícil de resolver. Era esa clase de inconveniente que ponía a sudar sus manos y retorcía su estómago, que la hacía querer enterrar su cara en la almohada y gritar. En resumen, era algo que la hacía no sentirse como ella misma, y no había nada más insoportable para ella que no ser Aiko.

Y como venía ocurriendo desde que conoció a Izuku, por supuesto que él de nuevo sería el culpable. Él, que no dejaba de sacarla de su zona de confort, y, en consecuencia, propagaba la anormalidad en ella.

"Como siempre, él me ocasiona problemas".

Habían transcurrido exactamente dos meses, desde que Aiko aceptó para sí que le gustaría oír la voz de Izuku cuando tuvieran una conversación, no obstante, aún era incapaz para hacerle saber que deseaba modificar las reglas establecidas en su acuerdo (para poder interactuar entre sí).

Cada que lo intentaba, sus labios se cerraban tan fuerte y su estómago se revolvía tan horrible, que pensaba que moriría ahogada por cualquier vómito futuro. También que Midoriya la viera con sus grandes y curiosos ojos, si no la hacía perder su objetivo, la ponía nerviosa y francamente no entendía el porqué, era solo hablar, ¿qué ocurría con tales reacciones extrañas en su cuerpo?

"Debo deshacerme de esto", la niña se regañaría, aunque al final pasarían los días y nada, así continuando atrapada dentro de un ciclo, "¿por qué es tan difícil solucionarlo?".

Aiko poco a poco perdía firmeza.

"Se supone que yo soy honesta y digo lo que quiero cuando así lo deseo, entonces... ¿Por qué no puedo sincerarme con Izuku?".

Así que ahora se hallaba tratando de enfocarse y tolerar una actividad escolar (a la profesora se le había ocurrido realizar un breve juego de canto en la clase de inglés, para volver más divertido el aprendizaje); porque su disgusto por sí misma (al no poder expresarse) y Deku, la llevaron a ignorar a Midoriya lo que ahora sería una semana completa. Los días fueron irritantes y cansados, además de sentir un gran nudo en la garganta cada que Izuku buscaba su mirada tratando de entender la distancia.

Por lo que, cuando llegó su turno, agradeció la distracción por muy fastidiosa que resultó la tarea en cuestión, todo sea para no pensar y pensar en cómo Izuku seguro la estaba viendo con añoranza y armando planes para emboscarla después de clases.

Al acabar su breve participación, la adulta la felicitó con entusiasmo, mientras sus compañeros hicieron de todo para no reírse, dado que para algunos niños fue muy gracioso ver a la más estoica del grupo, cantar sin corazón y con una expresión que gritaba: Prefiero estar en un funeral que aquí.

Honestamente, si las cosas no eran tormentosas, entonces resultaban aburridas.

Mientras una mezcla de esas dos sensaciones contrarias empezaban a viajar por todo su cuerpo, haciéndole fruncir el ceño y mover los pies, en un tiempo que pensó fue demasiado corto, llegó el turno de Izuku.

Sin darse cuenta, Aiko se relajó y le dedicó breves miradas a Midoriya, el cual se sentaba en el banco al lado de ella. Él no era bueno, pero su voz consiguió que Fukui después de tantos días sintiera que su corazón iba a un ritmo normal y que su estómago fue por fin aplacado. Curiosamente, eso también pasó cuando, sin querer y tratando de ocultarse de él, le oía preguntar por ella a sus otros compañeros de clase.

"No entiendo, soy demasiado joven para lidiar con lo que sea esto".

Y el día se volvería aún más raro, cuando el problema que tenía con Izuku se solucionaría de manera muy imprevisible.

Por ayuda externa además.

— ¿Ahora le temes a Deku?

Le había dicho Katsuki cuando ambos estaban solos en el salón, aún arreglando sus cosas antes de salir al recreo. Izuku no se hallaba allí porque él siempre compraba dulces, ya que creía que dichos dulces podían volver menos tosca a Fukui, de modo que pudieran tener la oportunidad de charlar y así arreglar su actual (tensa) relación. Deku era terco y no dejaba de intentarlo, aunque los resultados fueran desfavorables; Aiko ciertamente hace mucho se rindió en tratar de comprender el razonamiento irracional de Izuku.

—No, ¿por qué estaría asustada de él? —respondió más rápido y a la defensiva de lo que deseaba, ella es Aiko después de todo, debe permanecer serena. Luego de un poco de pensamiento, agregó:—. Además, no creo que Izuku sea capaz de lastimar a alguien, así que no hay nada que cuestionar.

A Fukui Aiko no le daba miedo nada (sin excepción alguna), y Midoriya Izuku era demasiado amable, tanto que ni a las hormigas les haría daño.

No obstante, Bakugo pareció perder o ignorar su punto bien planteado, porque estrechó los ojos y su expresión cambió, ahora era como si le estuviera brindando más atención de la que debería a Fukui, como si Aiko fuera alguien sin esperanza.

—Vaya, y yo que creía que entre Deku y tú, eras la inteligente —comentó mientras guardaba con calma y precisión los libros que ya no usaría por aquel día en su mochila—, digo que le tienes miedo, porque aunque te le quedas viendo como idiota cada que le escuchas, aún no eres capaz de decirle que te hable como quieres, en vez de obligarlo a dibujar cosas estúpidas.

Aiko se quedó en silencio, no podía encontrar las palabras necesarias para defenderse de esa mentira (porque lo era, ¡Bakugo no sabía nada de ella!).

Cuando pudo reaccionar, Katsuki ya no estaba.

Bakugo la aturdió y se largó sin más, muy típico de él.

Frustrada y con los ojos húmedos, se sentó en su banco. No pasaron tantos minutos para que Deku entrara al salón.

— ¡Aiko-chan!, ¿por qué lloras?

A Izuku se le cayeron los dulces que traía, rápido corrió hacia ella. Su preocupación lo distrajo lo suficiente como para hablarle directamente, cuando él se dio cuenta de su desliz, Aiko le vio palidecer y taparse la boca. Su pánico resultó breve porque enseguida él se dio la vuelta, seguramente para ir a su propio asiento y tomar su cuaderno como lápices para dibujar, para así comunicarse con Aiko.

Pero Fukui lo detuvo antes con un fuerte agarre en su mano, Izuku abrió los ojos de la sorpresa, ya que ella nunca ha sido del tipo de persona que tocaba a los demás.

—Háblame —Aiko empezó con voz temblorosa—, ya no necesitas dibujar... Solo habla.

En ese momento, Fukui Aiko tenía un torbellino de emociones y pensamientos dentro de sí, tan salvajes que seguramente le provocarían dolor de cabeza; también volvió a llorar y aún le faltaba comprender varias cosas, pero había algo de lo que estaba segura.

Ella no le daría la razón a Bakugo, mucho menos dejaría que lo que le hacía sentir Izuku (sea lo que fuera), le controlara a tal punto de no ser ella misma.

Así que Aiko empezó una conversación y se permitió disfrutar de la voz de Izuku hasta calmarse.

Ambos se quedaron tomados de la mano el resto del descanso.

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N/A. Sí, pasaron casi tres años desde la última actualización. Fue complicado tratar de continuar esto, porque no había tocado esta historia en un largo tiempo, y los años cambian el modo en que escribes.

De todos modos, con este capítulo Aiko oficialmente aceptó que Deku la hace salir de su zona de confort, ahora lo que sigue es ella aprendiendo a vivir con ese hecho, así que en el futuro van a tener interacciones más cercanas y divertidas (porque Aiko aún es Aiko). Sin más, ¡gracias por leer!


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⏰ Última actualización: Dec 22, 2022 ⏰

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El largo camino [BNHA | Midoriya Izuku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora