𝐧𝐨𝐰 VI

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"te quiero lejos pero seguís ahí."

Ya había pasado una semana desde aquella salida, una semana desde que me levanté y vi a todos esos vagos durmiendo en mi casa, pero del pedo que tenía no dije nada y dejé que se vayan de a poco

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Ya había pasado una semana desde aquella salida, una semana desde que me levanté y vi a todos esos vagos durmiendo en mi casa, pero del pedo que tenía no dije nada y dejé que se vayan de a poco.

Me acuerdo que en un intento boludo de querer ir al baño, me caí cuando me tropecé con uno que estaba durmiendo en, atenti, el piso del  antebaño, tapado con la toalla de mano.

Ahora estoy en el colectivo, yendo a la casa de los Fernandez porque aunque sea sábado tengo que trabajar, así que con toda la paja del mundo tengo que bancarme el trabajo. Por lo que sé, hoy no es reunión ni análisis de papeles, hoy tenemos una conferencia abierta, por lo que voy a tener que estar al rayo del sol aguantando preguntas pelotudas. Vamos cinco personas de todo el equipo, y una de las sacrificadas soy yo, junto con Carlos que obviamente es la persona al mando, Enzo y dos señores, así que soy la única mujer entre todos esos boludos.

Hoy Juli no podía acompañarme, por más que quisiera que lo haga y es porque tenía que ir a probarse a no sé que cosa de fútbol, no le entendí mucho, pero igual le dije que ojalá logré lo que quería. Aunque nunca entienda lo que quiere Juli, porque es muy cambiante, siempre lo apoyo, siempre estoy atrás suyo diciendole que si quiere algo la tiene que pelear.

Me levanté de mi lugar, toque el botón para que el colectivo parara y al cabo de unos segundo freno, así que pude bajar sin problema alguno, me acomode el pelo con la mano y guarde mi celular en mi riñonera, así que con todo un poco más organizado empecé a caminar hasta donde me marcaba el gps, porque todavía no sé como llegar sin indicaciones.
Al llegar al portón gigante ese, toque el timbre y al cabo de unos segundos me abrieron.

Caminé hasta la entrada de la casa y salió a recibirme Enzo, pero contrario a lo que pensé, salió con una cara de culo importante, me miró sin mucho entusiasmo y me dejó la puerta para que entrará. No es cómo que espere a que esté todo el tiempo feliz, pero es obvio que algo paso como para que me mire así.

-Buenos días, ¿cómo estás? -pregunté le extendía la mano en forma de saludo.-

Y me ignoró, entró a la casa sin importarle mucho si yo lo seguía, y me dejó ahí para con la duda de que le pasaba.
Decidí ignorar el que hoy estaba más pelotudo que de costumbre y entré, encontrándome con todos mis compañeros, saludé a cada uno mientras intentaba incluirme en la charla, de un momento a otro, un señor el cual no sé el nombre, me llamo, por lo que supongo que él si me reconoce a mí, pensé que me iba a pedir algún papel o algo, asi que me acerque.

-Emma, vos siendo tan joven acá, ¿cómo te sentís? -soltó de la nada, se acercó a mí y me palmeo la espalda.- tus papás deben estar orgullosos, tener una nena tan joven ya trabajando políticamente es algo que debe llenarles el pecho.

Me quedé en silencio unos segundos, manteniendo mi mirada en el piso.

-En realidad no sé si ellos se sienten orgullosos o no, murieron hace mucho. -sonreí nostálgica, escondiendo que la pregunta me había molestado y incómodado bastante.- pero supongo que lo deben estar.

𝐧𝐨𝐰 | Enzo Fernandez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora