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-Deberías irte- Dijo Yoongi-

-¿Cuando sales?- Le pregunte -

-En unas horas, espérame en el jardín, te pediré lo que quiero a cambio- Dijo metiendo el último trozo de pan en su boca-

¿Deberle un favor a un psicopata?

-Eh tú- Me señaló un guardia el cual empezó a perseguirme-

Yoongi solo se empezó a reír mientras yo corría para que no me atrapará el guardia.

La primera vez que lo veía reír.
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Cuando conseguí librarme del guardia la señora Shelly estaba esperándome en mi habitación.

-¿Dónde estabas?- Dijo interrogándome- Vamos te acompañaré al coche-

Sonreí y bajemos las dos.

El coche estaba preparado, habían dos chicos jóvenes, delgados, vestidos de traje.

-Sube, y ni se te ocurra hacer ninguna de las tuyas- Me advirtió la señora Shelly- Te daré una habitación más grande así que coge todo lo que quieras, más bien, todo lo que quepa en la camioneta-

Me subí al coche y sonreí. Ahora tocaba pensar como escaparse.

El camino fue lento, demasiado lento. 

Mi plan era esconderme en la casita del guardabosques que estaba un poco antes de llegar a la masía, me escabulliría de los dos chicos delgados y iría corriendo hacía allí. 

Pero mi plan se esfumó cuando pasemos por donde supuestamente debía estar la casita del guardabosques, no estaba, estaban los escombros en el suelo. ¿Que había hacer ahora?

Al llegar mis ojos se llenaron de lágrimas . Esa masía , mí masía , nuestra masía. Los dos chicos me acompañaron dentro. Al abrir la puerta vi esa mancha en la alfombra, respire hondo y cerré mis ojos, estaba conteniendo las ganas de derrumbarme. 

La mancha de sangre de mi abuela seguia ahí. Los dos chicos se dirigieron a mi habitación y empezaron a sacar cosas para meterlas en el camión. No podía quitar la mirada de esa mancha de sangre. Esa alfombra ensangrentada se había llevado toda mi vida, todos mis recuerdos, sin mi abuela yo no era nadie.

Seque las lágrimas y miré en dirección a mi cuarto, estaban intentando levantar algo pesado. Me levanté y caminé lento hasta la puerta de la entrada, miré atrás y empecé a correr. Corrí y corrí hasta que mis piernas comenzaron arder, podía a ver corrido perfectamente casi dos kilometros. No sentía las piernas estaba llorando del dolor. No sabía a dónde ir. No podía ir a casa del cazador porque sería el primer sitio donde mirarían.

Mi cabeza no podía pensar, no así. Estaba demasiado estresada, mis piernas seguían avanzando, ¿a dónde iba? Mi otro plan era irme a casa del cazador pero no lo habia pensado bien, soy una idiota, mis piernas estaban devastadas, seguir corriendo me estaba matando. Hasta que pare de correr cuando un arbol se puso en mi camino. Me había chocado.

Abrí mis ojos, seguía ahí, en ese bosque.

Los dos chicos, estaban cerca, estaban gritando mi nombre. Pero no me escapé, estaba demasiado agotada para hacerlo. De hecho, me levanté y caminé en dirección a los dos chicos.

-Señorita Hee- Los dos chicos me miraban preocupados- ¿Que le ha pasado?-

-Oh, vi una ardilla, y quería tocarla- Sonreí- En la ciudad no hay por eso la perseguí-

No se cómo , pero me habían creído.

Me esperé sentada en un tronco que había en el suelo mientras los dos chicos cargaban el camión de mis pertenencias. 

𝐒𝐨𝐧𝐫𝐢𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora