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-¿Es usted Kim?- Sonrió la anciana-

-¿Quién es usted?-

¿Y así comenzó todo? ¿Sí? ¿Fue así?

Mmm toqué mí sien con la punta de mis dedos, me costaba acordarme, ¿como empezó todo?

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-Estás son las instalaciones- Dijo la señora Shelly- Aquí dormirás todos los días, de lunes a domingo-

-¿No podré salir?- Pregunte asustada-

-Se nota que no es de familia adinerada, las mujeres no podemos salir del recinto- Pronunció algo más fuerte las últimas palabras-

La señora Shelly siguió caminando pero mis pasos se pararon.

-¿Como que no puedo salir?- Sonreí pensando que bromeaba-

-Señorita Kim, siga caminando y no se pare- Ordenó-

Había oído muchas veces a mi abuela murmurar sobre que las mujeres necesitaban más derechos pero no pensaba que fuera tan fuerte. ¿Porque en la ciudad las mujeres tenían tantas restricciones? En el campo yo podía salir sin pedir permiso...

-Aquí darás de comer a los pacientes, algunos pueden decirte varias groserías, al fin y al cabo eres la nueva y la mas joven- Me advirtió mientras caminábamos-

Yo prefería no decir nada, la ciudad si que era una verdadera cárcel.

-Y por ahora ya estaría- Dijo parándose otra vez delante de mi habitación, habíamos dado una vuelta a todo el centro- Haga su cama y baje a cenar, ah sí, y no se dirija nunca a la zona C, si entras no vuelves a salir igual- Dijo yéndose-

Suspiré y entre a la habitación. Mi habitación en la masía era más grande, pero tampoco vamos a quejarnos, esta habitación era sencilla.
Una cama, un armario y una mesita para según Shelly escribir mis plegarias y estudiarme las normas del centro.

Hice la cama y salí de la habitación. Mire a la izquierda y después a la derecha, mirando a la derecha me percaté de un cartel pequeño que ponía "zonas B, C y F". Mi cabeza se acordó de las palabras antes pronunciadas por la señora Shelly. No voy a negar que mi cuerpo necesitaba saber que había más allá de esas letras pero preferí quedarme con la duda.

Al bajar vi a mis otras compañeras.

-Vamos Hee date prisa, si los pacientes no comen se ponen nerviosos y no querrás poner nervioso a un paciente- Dijo la chica entregándome unos platos- Soy Lily- Dijo tratando de sonreír pero su estrés no le dejó-

Lily me había dicho que pusiera los platos en la mesa, al salir de la cocina me encontré con unos 17 chicos vestidos de negro. Todos menos uno.
Al entrar en el comedor los 16 giraron su cabeza para mirar quién había hecho sonar las bisagras de la puerta.

-Perdón se que llego tarde- Dije cabizbaja-

-Señorita Kim- Gritó la señora Shelly quién estaba en una esquina observándome- No se les pide perdón, ellos son los malos- Dijo señalándolos-

-Pero a mi no me han hecho nada- Replique-

-No me conteste señorita Kim, se nota que viene del campo- Dijo con desagrado- Cuide sus modales-

Me di la vuelta mirando a los pacientes y rodé los ojos. Algunos se rieron por mi acción. Repartí los platos y me marché otra vez a la cocina.

-¿Estás bien?- Preguntaron todas cuando entré- Hemos escuchado a Shelly gritarte-

-No es nada- Dije sonriendo-

Todas mis compañeras estaban comiendo en la cocina pero yo no. Shelly me había castigado por a verle dado según ella una contestación erronea. Estábamos la señora Shelly y yo en el comedor vigilando a los pacientes , ella me estaba enseñando lo que era tener modales hasta que nos interrumpieron.

𝐒𝐨𝐧𝐫𝐢𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora