03. enzo fernandez.

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• desconocidos.
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Nunca te gustó salir mucho de noche, pero al ser tu cumpleaños tus amigas te organizaron una salida a un bar muy conocido de la zona, no protestaste, además esa noche la cumpleañera podía escabiar y comer gratis ¿podías pedir algo mejor? te pusiste la mejor ropa que tenías y fuiste a reunirte con ellas. Al principio todo fue tranqui hasta que llegaron los tragos y la comida, no eras de tomar mucho tampoco pero cuando se daba la oportunidad tenías que aprovechar, entre charlas, risas y anécdotas la hora se pasó volando, lo bueno de este bar que aproximadamente a las una levantaban las mesas y se hacía una especie de boliche, obvio que todas te sacaron a bailar.

Lo estabas dando todo y tus amigas también, cada mínima cosa que hacían te causaba risa no sabías si era porque estabas feliz o porque ya te había pegado un poquito. La cosa es que decidiste ir al baño porque no te podías aguantar más, odiabas cuando tomabas alcohol porque ibas cada dos por tres al baño. Había demasiada gente para tu gusto, te diste cuenta cuando empezaste a sentir como la gente se amontonaba sobre vos, o pasaban unos chabones y te tocaban la cintura de la nada, que flasheaban.

Estabas a un paso de llegar al baño pero te chocaron de atrás y tus tacones de 15 cm no ayudaron mucho.

― ¡Cuidado! ―escuchaste el grito desesperado de alguien, sentiste como unas manos te agarraban de la cintura y te apoyaba contra él― ¿Estás bien?

Tus ojos se encontraron con un pibe que te sacaba una cabeza aproximadamente, la nariz recta, ojos marrones y una mirada de preocupación hacia vos.

― Estoy joya, vos? ―dijiste apenas pudiste reaccionar ante semejante belleza que tenías enfrente.

El chico sonrió por tu comentario y casi te caes de culo cuando viste esa sonrisa perfecta que adornaba su rostro. Si te había gustado de entrada ahora que sonrió te gustaba todavía más, no podías desaprovechar esta oportunidad, por lo que tomaste postura para encararlo, a todo esto él jamás alejó su mano de tu cintura.

― Yo también estoy joya, ahora sí ―volvió a sonreír.

Cada vez que sonreía parecía que iluminaba todo el ambiente oscuro y eso a vos te iba matando lentamente, descaradamente lo inviste a bailar y él aceptó llevándote para la pista de baile, te habías olvidado que estabas yendo al baño pero lo viste a él y no existía ningún problema alrededor tuyo. Le preguntaste como se llamaba, se acercó a tu oído por la música fuerte y te dijo "Enzo" en cambio él te pregunto el tuyo y también se lo dijiste al oído, por el tema de la música fuerte.

Tus amigas te vieron llegar acompañada y no dijeron nada, una te guiñó el ojo como diciendo con la mirada "disfruta" vos le levantaste los pulgares feliz de la vida. Ahora el chico de la sonrisa perfecta cuyo nombre era Enzo, dejó una mano en tu cintura, moviéndose a la par tuya, vos no eras la mejor bailando pero el alcohol siempre sacaba tu parte más divertida y atrevida, obvio siempre consciente de tus actos. Los dos se movían al ritmo de alguna canción de reggaeton antigua, fue en ese momento que los dos quedaron muy cerca, pero realmente muy cerca, tus caderas casi chocaban las suyas y el agarre en tu cintura era más firme, eso de alguna forma te calentó, la forma en la que te agarraba con fuerza te hacía erizar la piel.

― Sos hermosa ―susurró en tu oído.

― ¿Ah sí? ―exclamaste poniendo tus brazos alrededor de su cuello, viste como sus ojos se desviaban en la abertura de tu vestido― ¿Que tan hermosa?

― Estás tan hermosa que me dan ganas de comerte la boca ―volvió a susurrar y sentiste como sus labios rozaban el lóbulo de tu oreja, de repente tenías mucho calor.

scaloneta; one shots!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora