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Me encontraba en el palco vip del Old Trafford con la camiseta de Lisandro viendo el partido con mucha intriga, me la pasé gritando y revoleando cosas al azar con las novias de algunos jugadores, resulta que el partido estaba muy peleado, la manera en la que Licha defendia a lo loco, era un animal, la gente se volvía loca cuando se ponía en ese papel. Se estaban enfrentando el Manchester United contra Liverpool, se los estaban cogiendo en su propia cancha, así que me imaginaba la calentura del público y peor, la calentura de los jugadores, era de no creer lo que estaba pasando, todo el mundo protestó ante cada gol y ni hablar cuando sonó el silbato dando por terminado el partido.
El United perdió 7-0 y la tensión que había en el aire no se podía explicar, no dije ni una palabra y caminé en silencio para los vestuarios, otros hinchas no daban más de la bronca, escuché un par de puteadas al aire, los comprendía totalmente, yo no me consideraba una fanática del equipo pero sabía que tan importante era para Lisandro y me daba más bronca por él, porque sabía todo el esfuerzo que le pone a los entrenamientos.
Llegué en la entrada de los vestuarios pero me detuvo el DT diciéndome que mejor no me meta ahí, que la situación posta estaba tensa y no querían a nadie, así que no me quedó otra que irme hasta el estacionamiento a esperarlo a Licha ahí, me metí al auto porque hacía demasiado frío y para variar empezó a llover muy fuerte provocandome más frío todavía.
Esperé casi media hora en el auto viendo como los mataban al United en Twitter, con memes y tweets sarcásticos, cerré inmediatamente la aplicación cuando a lo lejos vi a Lisandro caminando hacia acá a paso firme, con su mochila y ya cambiado. Ni me miró, subió al auto y tiró las cosas con bronca en el asiento de atrás, ni siquiera me saludó con un beso, estaba re caliente, lo comprendía totalmente así que no dije nada.
El camino a casa fue silencioso, no podía dejar de verlo cada dos por tres como se le tensaba la mandíbula y como apretaba con fuerza el volante, tenía las cejas fruncidas, nunca lo vi de esa manera, sentía que si decía "a" me iba a tirar por la ventana del auto.
Llegamos a casa y estacionó afuera, ni siquiera metió el auto a la casa, antes de que pudiera decirle algo salió del auto dando un portazo y dejando todas sus cosas en la parte trasera. Cómo buena novia que soy se las metí a la casa, una vez dentro las dejé sobre el sillón, Lisandro no estaba por ningún lado así que supuse que se encerró en la habitación. No lo quise molestar y le di su espacio, mientras tanto aproveché para darme un ducha calentita y preparar algo de comer, después de los partidos siempre me daba hambre, a Licha también, era un hijo de puta, se comía de todo.
