02. dibu martinez.

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• post partido y celebración.
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Después del triunfo de argentina y festejar tres días seguidos con mucho alcohol, música y la gente, porque bueno, no se gana una final del mundo todo los días, el festejo había estado increíble tenían todo más que merecido, a vos te voló la cabeza la cantidad de gente que había ese día en las calles, en el obelisco, en la casa rosada, en el predio de la afa, en todos lados estaban de fiesta, te encantó. Lo que no te gustó tanto después es tener que aguantarlo a Emiliano, primero del dolor de cabeza por tomar tanto y segundo, porque el tarado se olvidó de ponerse protector solar y estaba todo rojo.

― Parece que hablo al pedo ―exclamaste al escucharlo a Emiliano gritar en la ducha, hace rato que se estaba dejando caer agua por la cara y el cuerpo, para bajar un toque el calor.

― ¡Te escuché eh!

-― Me das una bronca, sos un tarado.

― ¡Amor pasame una toalla! ―gritó desde el baño justo te habías tirado a la cama, te quejaste por lo bajo y agarraste la toalla.

― Toma y no me jodas mas a mí ―le tiraste la toalla y saliste rápido del baño porque bueno, ya lo conocías como era.

― Uy como estamos ―dijo saliendo del baño con la toalla puesta en la cintura, con el pelo mojado y las gotas de agua cayendole por todo el torso. Desviaste la mirada enseguida, supuestamente estabas ofendida, se tenía que creer tu papel- ¿Se te perdió algo, mirona?

― No te estaba mirando, que decís.

― Que no, se te caía la baba toma te presto mi toalla para que te seques ―fingió que se sacaba la toalla, sin querer miraste enseguida.

― ¡Emiliano!

Él se cagó de risa por tu reacción, amaba hacerte enojar a propósito, lo disfrutaba un montón y por más que vos te enojaras en el fondo también te daba risa la situación. Suspiraste mientras cambiabas de canal, todos los canales de noticias hablaban de la locura de estos días, sonreíste cuando salieron en la pantalla todas las imágenes de los chicos de la selección, Emiliano todavía sin haberse cambiado se sentó en la cama y le prestó atención a la tele, como lo tenías de espaldas no podías ver su reacción pero estabas segura de que estaba sonriendo de oreja a oreja, sin querer se te desviaron a los ojos por su espalda desnuda y roja, no podías hacerte la enojada con él, lo mirabas por un segundo y se te iban todos los malos pensamientos, te acercaste y le diste un besito en el hombro repleto de lunares.

― ¿Ya se te paso el enojo? ―dijo pasando un brazo por tu cintura.

― No, sos un boludo ¿Como no te vas a acordar de ponerte protector solar? ―agarraste tu cartera y sacaste una crema.

― Que se yo amor me olvidé ―se excuso.

― No te creo nada, a ver mírame ―lo agarraste de la cara.

Emiliano se dio vuelta, vos te encontrabas arrodillada en la cama frente a él y empezaste a ponerle crema por los hombros, la clavícula y todo el pecho, también en la carita hermosa que tiene, pasabas tus dedos envueltos en crema por su piel mientras que se quejaba.

― Despacito que me duele.

― ¡Deja de quejarte! ―suspiraste harta, era peor que un nene chiquito. De la nada agarró un poquito de crema y te embarró la cara― ¡¿Que haces?!

scaloneta; one shots!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora