08. cuti romero.

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Abrí los ojos por la luz del sol que empezó a filtrarse por la ventana, miré la hora de mi celular en la mesita de luz, eran apenas las ocho de la mañana, Cristian dormía plácidamente atrás mío, con su brazo apoyado en mi cintura, abrazándome, son...

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Abrí los ojos por la luz del sol que empezó a filtrarse por la ventana, miré la hora de mi celular en la mesita de luz, eran apenas las ocho de la mañana, Cristian dormía plácidamente atrás mío, con su brazo apoyado en mi cintura, abrazándome, sonreí y me acomodé mejor contra él, eso provocó que se despierte porque sentí como bajaba su mano para apoyarla en mi culo, siempre hacia eso, me reí contra la almohada y no le dije nada pero él sabía que estaba despierta, no pasó mucho cuando sentí que dejaba un camino de besos por mi cuello, terminando en mi oreja, me provocó un escalofrío en todo el cuerpo.


― Buenos días hermosa ―dejó otro besito en mi cuello, empezando a darme pequeñas mordidas.

― ¿Te despertaste cariñoso? ―reí pegandome más a él, específicamente en su entrepierna.

― Sos vos la cariñosa me parece eh ―contornea mi culo con la mano, le encantaba tocarme, vivía dándome cachetazos en público.

La verdad no me quejaba porque él me hacía lo que quería y yo era la mujer más feliz de todo el mundo. Apenas con ese toque en mi culo me calentó de una manera que no podía explicar, igual vale aclarar que todas las mañanas me pasaba lo mismo, me despertaba caliente y no lo entendía. Eché mi culo para atrás buscando el contacto de mi novio, este se apoyó en mi e instantáneamente lo sentí, sus manos se apoyaron en mis caderas imitando una embestida pero solo eran pequeños roces por encima de la ropa, empezaba a subir la temperatura para ambos, ya no podía disimular que quería que me coja así que me subí encima de él y moví mis caderas, rozandome contra su miembro erecto por encima de los boxers, mordí mi labio al sentirla toda, me quería sacar la tanga a la mierda, estaba desesperada por sentirlo dentro de mí.

Cristian me sacó la remera que usaba de pijama y juré ver cómo le brillaron los ojos al verme las tetas, se me quedo embobado viéndome con la boca entreabierta, obvio que puso sus manos encima de ellas y me las presionó con ganas, yo gemí cuando tiró levemente de mi pezón, provocando que este se hinchara más de lo debido.

― Que buenas tetas tenés hija de puta ―me dijo relamiendo sus labios, volví a gemir cuando me apretó y mientras tanto yo seguía moviéndome encima suyo―. Son todas mías.

Yo apenas podía hablar, solo quería que me siguiera tocando de esta forma, llevó su boca a una de ellas y me succionó media teta aproximadamente pero me gustaba aunque doliera un poquito, empezaba a hacer mucho calor en la habitación por lo que tiré las sábanas a la mierda dejando pase libre para lo que se venía. Mientras que Cristian se entretenía con mis tetas, escabulló sus dedos en mi entrada, paso dos dedos sobre ella con mucha delicadeza haciéndome temblar de pies a cabeza, frotó dos de sus dedos con lentitud sobre mi clítoris, solté un chillido cuando cambio los dedos por la mano, pasaba por ella una y otra vez deleitándose con mis flujos, metió un primer dedo que me hizo sobresaltar, después metió otro más pero empezaba a acostumbrarme.

scaloneta; one shots!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora