07. lisandro martinez (2)

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dios, patria y familia
palabras: 2300
categoría: mucho amor<3

Te encantaba viajar para Argentina, nunca podías ponerle nombre a lo que te hacía sentir pisar el país y recibir todo ese cariño de la gente, sentías el pecho de orgullo, no solo por el hecho de ser argentina, también explotabas de orgullo por Lis...

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Te encantaba viajar para Argentina, nunca podías ponerle nombre a lo que te hacía sentir pisar el país y recibir todo ese cariño de la gente, sentías el pecho de orgullo, no solo por el hecho de ser argentina, también explotabas de orgullo por Lisandro, sabías todo el trabajo duro que hubo para llegar hasta donde estaba, todo ese sacrificio finalmente había valido la pena y que mejor que tener la compañía del otro para vivir estos momentos al máximo.

Faltaban horas para el partido y fueron para el predio de la afa ya que dentro de un rato salían directo para el Monumental, querías aprovechar unas horitas más con él porque después no lo veías hasta la previa del partido. Estabas feliz de volver al predio, te gustaba ir porque los chicos te alegraban la existencia.

― Che amor ―te llamó mientras caminaban hasta la entrada del predio, el rubio te sostenía de la cintura, iban abrazados, les encantaba caminar así.

― ¿Que pasa?

― Decime que guardaste los palo santo en la mochila ―expresó preocupado.

― ¿Yo? los tenías que guardar vos, gordo.

― Uh la puta madre.

― ¿Por qué no se lo pedis al Cuti? ―propusiste, seguramente el cordobés 1 tenía algo.

― Ese hijo de puta no los va a traer.

― ¿Y Nahuel?

― Menos ―chasqueó la lengua, decepcionado. Te daba ternura de que se enojara por olvidarse de eso pero lo entendías porque al fin y al cabo cábalas son cábalas.

― Bueno hagamos así, anda vos qué yo vuelvo al hotel a buscarlas ―dijiste agarrándole la cara, él te miró y sonrió poniendo sus manos en tu cintura.

― Sos la mejor novia del mundo ¿sabías?

― Sé que es importante para vos, sino ni empedo volvía ―le diste un besito―. Me voy antes de que me arrepienta ―amagaste con irte.

― Despedite bien ―te agarró de la cara para dejarte un besito en los labios, vos sonreíste y le seguiste el beso abrazándolo por la cintura.

― Pero vuelvo en un segundo.

― ¿Y? ¿No me puedo despedir de mi novia como corresponde?

― Obvio que podes, gordo ―volviste a darle un beso y se separaron porque tenías que volver antes de las diez.

― ¡Dale pollera, vení! ―escuchaste a lo lejos el grito del Cuti, quién llamaba a Lisandro para que entre de una vez, pero el rubio se quedó ahí hasta que te subiste al auto.

― ¡Ahora me decís así porque no está tu mujer, orejon! ―respondió Licha ingresando al edificio.

Saliste del predio para volver al hotel a buscar las cajas de sahumerios y palo santo que se compró Lisandro apenas aterrizaron en Buenos Aires, era inmensa la cantidad de gente que se encontraba ahí afuera, era inevitable, presentías que el día iba a ser una locura total.

scaloneta; one shots!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora