Todas las noches el demonio cantaba para ella. Sus pesadillas eran agobiantes y dolorosas. Lo peor de todo es que las sentía reales.
Era el tercer día desde que el demonio la había poseído, y despertó igual que las otras veces: gritando asustada, cubierta de sudor. Sus padres no sabían qué hacer por ella.
Cuando sus progenitores se encontraban trabajando, si ella no comía o dormía, lloraba. Pero aquella tarde decidió que sería diferente. Se sentó en su cama, frente al demonio. Quiso de repente salir corriendo mientras gritaba, pero no lo hizo.
- Hola -le habló.
El ser hizo un movimiento raro y Rojo se tensó.
- Hola -respondió.
- ¿Qué tal?
La sombra se quedó en silencio, sin saber qué responder. La adolescente decidió ir a por otra pregunta:
- ¿Cuál es tu nombre?
- Zalgo.
- ¿Cuál es tu misión aquí?
- Recuperar lo que es mío y destruirlo todo.
Rojo tragó grueso, pero hizo tripas corazón y fue a por la siguiente pregunta.
- ¿Lo que es tuyo?
Necesitaba saciar su curiosidad urgentemente.
- Oglaz.
Ella miró de reojo al borde de su cama. La espada legendaria se encontraba justo debajo.
- Y, ¿cómo piensas conseguirlo?
- Con tu muerte.
Un escalofrío recorrió la espalda de la humana.
- Nunca lo conseguirás.
- Tú algún día morirás.
Rojo se mordió los labios. ¿Acaso aquello significaba que su muerte era el fin del mundo? Se estaba agobiando.
- Pero, ¿entonces no te irás jamás de mi lado? ¿Estarás conmigo hasta que deje de vivir?
- Sí... pero no puedo mantenerme en un estado físico por mucho tiempo.
Aquella había sido la frase más larga que había dicho, y probablemente no se fuese a repetir.
- ¿Por qué?
Ella era curiosa. Sabía que la curiosidad mató al gato, "pero murió sabiendo" pensaba.
- Mi forma física me hace más débil.
Aquello la sorprendió. Podría usar eso para atacarle por la espalda y deshacerse de él por fin.
- ¿Por qué no te has llevado la espada mientras dormía?
- Ahora mismo es de tu propiedad, no la puedo tomar hasta que tú me la des. O mueras.
- ¿Incluso si soy asesinada cuenta?
- No.
- ¿No?
- No.
- ¿Y eso?
- Tiene que ser muerte voluntaria o natural.
- ¿Qué?
- Haré que te suicides.
Rojo frunció los labios, ya sabía qué era lo que no tenía que hacer.
- ¿Es por eso que no me has matado? ¿Qué pasa si soy asesinada?
- Eso me destruiría a mí también.
Estaba realmente sorprendida. Nunca se hubiese imaginado que el demonio, Zalgo, fuese a revelar información tan importante.
Tenía muchas más preguntas que hacer, pero no aguantaba más estar frente a frente hablando con eso. Aunque si algo debía admitir, es que su miedo por él había disminuido considerablemente.
Ya tenéis otro sensual mierdi-capítulo (눈▽눈)
Disfrútenlo y córranse
OKno
![](https://img.wattpad.com/cover/37998144-288-k937944.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La Canción ||Zalgo|| [#Creepyawards2016]
FanfictionY entonces, la séptima boca cantó.