IX.

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Tras una semana, Rojo pudo comprobar que Zalgo era como un feto o bebé que iba creciendo.

Sin querer se dio cuenta de que había desarrollado un sistema reproductor masculino. Había comenzado a crecerle pelo, tan rojo como el de ella. Su cuerpo ya no era tan delgaducho, había ganado volumen, y su altura disminuyó. A pesar de todo, las ranuras que representaban sus otras seis bocas, seguían allí.

Aunque las pesadillas seguían ahí y le daban miedo, ya no le afectaban tanto como antes. Todavía despertaba gritando y confundiendo la realidad, pero podía continuar el resto del día tranquilamente. Debido a eso sus padres dijeron que no estaría mal volver a clase.

Por supuesto ellos lo tenían todo planeado. A parte de razones, que supuestamente era una enfermedad grave por la que tuvo que estar ingresada, los profesores no preguntaron nada más. Aun así sus compañeros seguían queriendo cotillear su vida, pero ella no respondía.

Tuvo que pedir apuntes para copiarlos todos, pues en un par de días tenía un examen.

En clase se sentía incómoda con la mirada del demonio sobre ella. Tampoco se veía capaz de hablar con eso en público. No sabía que hacer. Ya se había acostumbrado a que la observase, pero solamente cuando no había nadie al rededor, o estaban solo sus padres. ¡Ni siquiera en el baño la dejaba! Tenía que admitir que, después de que fuese poseída, estuvo un día y medio sin ir hasta que no pudo aguantar más.

Cuando llegó a su casa se puso manos a la obra. No se pensaba levantar hasta que hubiese copiado por lo menos la mitad de los apuntes. Sabía que hacerlos todos le tomaría demasiado tiempo, quizás incluso seis horas, y ella necesitaba descansar.

Zalgo iba leyendo todas las notas mientras ella las pasaba. Rojo se preguntaba si realmente sabía leer. Aquel demonio era muy misterioso.

Tras un rato la pelirroja ya comenzaba a aburrirse. De un momento a otro cayó dormida sobre los papeles.

Despertó y abrió los ojos, pero no se pudo levantar, algo se lo impedía. El demonio estaba justo detrás de ella, quería matarla, torturarla. Estaba muy asustada. Alguien comenzó a llamar a la puerta. "¿Mamá?" Rojo intentó hablar, sin embargo tampoco podía mover los labios. Unos pasos se oyeron en el piso de arriba, el caso era que no había piso de arriba. El demonio tras de ella se acercaba lentamente, preparado para hacerla pedazos. La cara de Zalgo, en la primera semana, cuando le dio tanto asco, se apareció delante de ella, mostrando sus puntiagudos dientes.

Fue entonces cuando se dio cuenta de lo que pasaba: parálisis de sueño. Había leído algo sobre ello. No era real, sólo tenía que tener eso en cuenta. El miedo disminuyó, aunque no se desvaneció. Las imágenes seguían pasando por delante de sus ojos, y los sonidos todavía estaban ahí, y parecían tan reales como sus pesadillas todas las noches.

Cuando al fin se liberó de aquella trampa, su ritmo cardíaco aceleró repentinamente. Los monstruos y los ruidos continuos cesaron. Abrumada por el silencio, sacó su móvil y puso música a todo volumen.

Miró a Zalgo.

- Tú... ¿tú has provocado eso?

La expresión indiferente de siempre sobre la cara del demonio se transformó en una macabra sonrisa de oreja a oreja que caló a Rojo hasta los huesos.

LO SÉ
DEBÍ DE HABER PUBLICADO AYER
QUE YA ME ATRASE

Soy una mala eacritora ;-;

Bueno bueno, ya vamos avanzando, con mini caputulitos de mierda, que apenas cuentan nada

Os compadezco, tener que esperar una semana para saber dos cositas de nada más xDDD

Va, espero que os haya gustado

Nos vemos ♡

La Canción ||Zalgo|| [#Creepyawards2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora