35. No se qué es peor

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P.O.V. Aria

Creo que me estoy arrepintiendo de haber venido a Canarias.

Y lo digo con todo el respeto del mundo pero mi familia no para de hechar me mierda haciéndome sentir peor.

Que si, que están mi primo, su novia, mis mejores amigos y tal, pero cuando alguien te insulta y te hace pasarlo mal no se te olvida ni con todo lo bueno que te pueda pasar.

No sé si era mejor quedarme en Barcelona donde solo tenía que aguantar ver la cara de Alen todos los días o venir a Canarias y aguantar a mi familia.

Juro que no se qué es peor y como además me voy a quedar aquí durante un mes, tengo que estudiar y mi primo ha conseguido que me dejen estar un mes en mi antiguo colegio.

¿Qué me alegra?

Pues no la verdad.

La mayoría ahí se quieren acercar a mi únicamente porque ahora soy famosa, menos mis amigos que no me dejaron nunca y por supuesto que tampoco me gusta ver la cara de mi hermana en el colegio, porque obviamente no estoy viviendo con mis padres y hermana, sino que estoy viviendo con mi primo y su novia, donde tengo un cuarto para mí, puedo hacer directos y videos y tengo baño propio.

¿Me estoy olvidando de Alen?

Pues no mucho, pero es lo que hay.

Me ha llamado varias veces y mira que llevamos casi dos semanas separados, pero ya fácilmente puedo tener 100 llamadas suyas, las cuales ni me he molestado en coger.

Seguramente cuando llegue a Barcelona lo perdone, pero para que no haya malos rollos, porque su hermana es mi mejor amiga, su mejor amiga es la mía y lo mismo con Fede, que es mejor amigo de los dos, pero no le voy a perdonar para ser novios, para eso que se quede con la nueva.

Mi primo todavía no me ha dicho la sorpresa y estoy ansiosa por saber la.

Por una parte estoy feliz porque ya empezó la liga de más alto nivel de baloncesto, la NBA.

Justamente los Warriors (Golden State Warrior, pertenecientes a la ciudad de San Francisco), o sea, mi equipo, ganaron ayer (día 5 de octubre de 2021) a los Blazers de 14 puntos (121-107).

—¡Aria! —me llamó la atención la profesora de biología haciendo que yo salga de mi trance.

—Perdón María —me disculpé.

—Que no se vuelva a repetir o te llevas una incidencia —me amenazó y obviamente toda la clase estaba por reírse, pero se tuvieron que tragar sus risas si no querían una incidencia grupal.

Volví a prestarle atención a la horrible clase de biología y geología que todavía sigo sin entender para qué coño la damos, en plan, nunca, en mi puta vida voy a ir por la calle con alguien diciéndole los tipos de rocas y minerales que existen.

...

Después de tres aburridas clases, dos impartidas por María y otra por Ainhoa (la de alemán [de Gran Canaria, no la de Barcelona]), tocaba ir al recreo.

Lo primero que hice cuando llegué al patio fue buscar a Jorge y a toda la panda de subnormales que somos en el grupo, que por cierto no me costó mucho, ya que estaban en la cancha pequeña de baloncesto desayunando.

—Hola subnormales —dije cuando llegué.

—Hola gilipollas —me saludaron del grupo menos lo que ya estaban masticando si bocadillo.

—¿Qué tal la mañana? —me preguntó Jorge mientras que me sentaba entre sus piernas (hay dos escalones raros, él estaba en el de más arriba y yo me senté en el de abajo entre sus piernas).

Solo tú y yo || Alén VicenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora