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Invoqué con rapidez un vaso de agua y me lo tomé de un solo, y grande, trago

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Invoqué con rapidez un vaso de agua y me lo tomé de un solo, y grande, trago.

El agua me ayudaba demasiado a curarme y darme fuerzas pues era uno de mis elementos, sin contar que era de los que mejor manejaba.

Los destellos empezaron a mostrarse en frente de mí, sonreí cuando más de cincuenta personas aparecieron enfrente mío, todos, con distintas apariencias y edades, me miraban fijamente, la mayoría sonreía.

¿Realmente eres tú Génesis? Una sonrisa se formó en mi cara al sentir la voz de la Diosa de la juventud.

Sonreí y asentí, me acerqué a ella y la abracé con fuerza, la mayoría de los dioses yo misma los había visto crecer, y los había intentado enseñar con sus poderes y a pesar de que yo misma no sabía cómo utilizarlos los vi a todos aprendiendo a utilizarlos, casi todos ellos eran mis sobrinos, ellos formaban parte del conejo en la antigüedad cosa que ahora no sucedía y me parecía injusto, por más título que posees no significa que seas menos débil.

Me alegro que al menos estén todos bien Sonreí, invoqué una silla para Geras, el Dios de la Vejez, el cual me dio una mirada de agradecimiento y se sentó. ¿Han estado bien? Pregunté mirando a cada uno de los presentes, mientras que Hebe todavía me sujetaba de la mano.

En lo que cabe con ese en el trono Escuché el murmuró de Melíone.

Estaba por hablar pero un destello de color dorado invadió el lugar, con rapidez mi ropa se convirtió en algo más práctico y en mi mano mi lanza, no quería utilizar la armadura porque si hubiera una caso que tendría que luchar me pesaría demasiado.

Un hombre, aparentemente, viejo apareció a un borde del acantilado.

Disculpe ¿Quién es usted? Pregunté, a pesar de todo siempre tenía que mantener el respeto.

¿Tan rápido te olvidaste de quien te dio uno de tus poderes Génesis? Su voz empezó a hacerme familiar, en eso pequeñas imágenes aparecieron en mi cabeza, de un hombre que me visitaba cuando yo era una niña, siempre lo hacía cuando estaba sola y el solía jugar conmigo, mi cerebro se detuvo en una imagen de mí siendo rodeada por una gran y fuerte aura dorada, un reloj de arena había aparecido en mi cabeza, en un momento a otro el joven hombre que estaba a mí lado empezó a tener diminutas canas por todo su pelo.

Kronos Murmuré, hice desaparecer mi lanza y me acerque con cuidado hasta abrazarlo.

Me alegro que me recuerdes niña Sonreí Es momento de que me presente a los demás dioses aquí presentes, les tengo una sorpresa a todos ustedes. Asentí.

El primordial hizo una leve reverencia y sonrió.

Soy Kronos, primordial del tiempo.

Vi como la mayoría de los dioses abrían los ojos, todos hicieron una profunda reverencia, no pude evitar soltar una carcajada al ver la cara de disgusto de Kronos.

𝑯𝑰𝑱𝑨 𝑫𝑬 𝑪𝑹𝑶𝑵𝑶𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora