Tres🍂

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- Quackity, ¿qué demonios te pasa?

Quackity miró a staxx con una mirada impasible mientras le metía un palito de helado a Titi en la boquita. El hijo de Staxx se había enfermado durante los últimos días debído ala ola de frio que azotaba la ciudad y no era el único: ese día Quackity había llenado su agenda por lo menos para una semana más.

Pero no le importaba demasiado, porque Quackity amaba a los niños. Siempre había querido un niño dentro de su familia, y el sueño de adoptar uno seguía ahí metido en su cabeza a pesar de la inestabilidad con Rubius.

Inestabilidad.

Como si fuera eso, como si estuvieran pasando un mal momento y no le hubiera pedido el divorcio oficialmente tres días atrás.

En esos tres días Quackity no había tenído noticias de su todavía marido, pero no lo iba a llamar para presionarlo.

Quackity conocía a Rubius lo suficientemente bien como para saber qué decisión iba a tomar finalmente.

- Tose, cariño - le pidío dulcemente a Titi, que obedeció encantado.

El hijo de Staxx, que había sido producto de su relación con su ex-novio. Dylan, era un encanto con todo el mundo. Era educado, bonito y tierno. Fue criado por sus dos padres a pesar de que no estuvieran juntos en una relación, ya que ellos todavía conservaban una gran amistad aún cuando fueron novios en un pasado.

Dylan no tenía problemas en que Titi pasara semanas completas con su madre, pues tenía un trabajo pesado como gerente de una empresa de moda y solía viajar durante largos pedíodos de tiempo. Sin embargo, no era un padre ausente como muchos solían pensar. Llamaba a Titi cada noche preguntando cómo le fue en el día y, cuando Dylan estaba en casa, él siempre le ponía toda su atención a su hijo, además, conocía a Willy también, la actual pareja de Staxx, y no ponía reparo alguno en que Willy fuera como un segundo padre para Titi.

- ¿ Has estado comiendo helado a escondidas de tu tío Willy, ¿no es así enojon? - se burló dulcemente Quackity de el pequeña niño, que enrojecío por la culpa y la vergúenza .

- No me cambies el tema - reclamó Staxx detrás de él - Quackity... Demonios, ¿cómo se te ocurre...? ¡Rubius no merece ninguna oportunidad! ¡Te engañó con su asistente!

El breve recuerdo de ver a Rubius tomándole la mano a Vegetta en su oficina. Hablándole al oído mientras provocaba que se riera, causo una punzada de dolor en su corazón, pero fingió una indiferencía que no sentía para que Staxx no seguíera retándolo cual padre que regaña a su hijo escandaloso.

Quackity nunca se había considerado a sí mismo como una persona celosa, no así como Rubius. Mientras Rubius era todo posesividad y gruñidos, Quackity era calma y silencio, porque Rubius nunca le había dado motivos para dudar de él en esos ocho largos años que estuvieron juntos.

No hasta ahora.

- Bronquitís aguda - le dijo a Staxx. - solo descanso, mucho líquido y acetaminofén para bajar la fiebre.

Staxx murmuró por lo bajo mientras comenzaba a abrigar a Titi.

- Deberías firmar sus tontos papeles - regañó Staxx - y deshacerte de él. Le pides la casa, mucho dinero y lo mandas al diablo.

- Staxx - dijo Quackity con la voz seca - sigue siendo mi marido y el hombre que amo. Tú no lo entiendes, así que te lo dire de una forma fácil: Rubius me sigue amando, lo sé, solo tiene que darse cuenta de eso y lo ayudaré para que luego no se arrepienta por haberse divorciado.

- ¿Arrepentirse? - farfulló Staxx con rabia tiñendo su voz. - ¿Cuándo Rubius se ha arrepentído de algo?

Nunca.

★彡『 Aᴘᴇɢᴏ - ʀᴜʙᴄᴋɪᴛʏ 』彡★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora