Uno🍂

1.1K 109 58
                                    

Staxx siempre había sido un buen amigo para Quackity, y cuando él llegó a su casa llorando, no dudo en hacerlo entrar, sirviéndole un vaso con agua para lograr calmarlo y así poder escucharlo. Para poder oír todos los balbuceos sin sentido que soltaba.

Willyrex había ingresado minutos después con el pequeño Titi en brazos, sin embargo, al ver a Quackity llorando sin control alguno, hizo un gesto de sorpresa para luego llevarse al niño lo más rápido que pudo de allí.

Sin embargo, Quackity alcanzó a oír las palabras inocentes del pequeño.

- ¿por qué Tío Quack llora?

Su corazón se quebró un poco
más.

Staxx no lo presionó para hablar, solo espero en silencio a que se calmara, a que pudiera tener la suficiente tranquilidad como para decir algo, que llegó segundos después, con willy entrando al comedor. Su torpe amigo se sentó al lado de Staxx, tomándole la mano a su novio, y esa visión lo hizo sentir más patético y miserable.

- Rubius me pidió el divorcio.

Su mejor amigo abrió los ojos por la sorpresa en tanto Willy soltaba una maldición, aturdido.

Por supuesto, nadie se lo esperaba. ¿Quién iba a pensar que Rubius le pediría aquello, cuando había sido él quien había dado siempre los primeros pasos para todo?

Cuando se conocieron, fue Rubius quien lo había salvado de ser objeto de burlas en la preparatoria debido a lo asustadizo y torpe que fue Quackity el primer día de clases.

Fue Rubius quien le había pedido salír  y quien le dio un beso.

Fue Rubius quien le dijo que deberían irse a vivir juntos.

Fue Rubius quien le pidió matrimonio.

Y ahora parecía ser Rubius quien quería acabar con todo.

Aunque, a pesar de que pareciera que era Rubius quien tenía que tomar esas decisiones, no era como si Quackity nunca hubiera puesto de su parte. Quackity era, como veía todo el mundo: la persona que podía sacarle una sonrisa enamorada a Rubius con una acción tan tonta como un beso sorpresivo, y la única persona que le hacía bajar las defensas totalmente, haciendo que se comportara de una forma infantil e incluso caprichosa.

Para todo el mundo,  no había Rubius sin Quackity, y no había Quackity sin Rubius, porque hacían una de las parejas más bonitas y honestas que se podían ver.

Pero, al parecer, las cosas no eran tan felices como le mostraban al resto.

- ¿Por qué? - preguntó Staxx en voz baja.

Los labios de Quackity temblaron.

- Dice que no me ama - su tono se rompió y las lágrimas volvieron a salir. - Ya no me ama, Staxx. Rubius ya no me ama.

Rubius suspiró leyendo un informe que su secretario le dejó esa tarde, para luego bajarlo y dejarlo sobre la mesa, cansado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Rubius suspiró leyendo un informe que su secretario le dejó esa tarde, para luego bajarlo y dejarlo sobre la mesa, cansado.

Recordó los ojos llenos de lágrimas de Quackity, su labio temblando y sus mejillas húmedas por el llanto, y se sintió culpable y triste por lo que había ocasionado, pero no arrepentido.

Tenía que hacerlo.

¿Cómo podía seguir casado con alguien que no amaba?

No era justo para Quackity ni para él, así que no podía seguir con esa farsa.

Ya no amaba a Quackity, era un hecho claro, pero lo seguía apreciando lo suficiente como para no seguir haciéndole más daño con sus acciones.

Tocaron la puerta de su oficina y tuvo que murmurar un "pase" lo suficientemente alto como para que la otra persona entrara.

Al verlo, sonrió con relajación.

- Tienes un aspecto horrible - dijo él de cabello negro con una sonrisa dulce, cargando un montón de carpetas.

Dejó salir un bufido, se recostó en la silla y pronto su amante se acercó a él para hacerle un masaje suave en los hombros.

- Le pedí el divorcio a Quackity - le comunicó Rubius con un tono de pesar.

Él de pelo negro parpadeó, inclinándose con una expresión triste.

- Oh, lo siento tanto, Rubius... - le dijo de forma honesta. - ¿Estás seguro de esto, de lo que tenemos nosotros? Llevas tanto tiempo con Quackity que quizás...

- No digas eso - le interrumpió Rubius con suavidad. - Todavía quiero a Quackity, por supuesto, pero es un cariño que le tengo por el tiempo que hemos estado juntos, así que... Tengo claro lo que siento por ti, vegetta.

Vegetta asintió, titubeante, para luego inclinarse y darle un pequeño beso en los labios.

- Lo lamento mucho por Quackity - murmuró vegetta entonces, sin alejarse demasiado - debe estar pasándola mal, me siento culpable por hacerle esto, pero...

- Lo va a entender - contestó Rubius mientras dejaba un beso en su mano, serio. - Quackity lo entenderá con el tiempo.

Rubius esperaba eso, que Quackity pudiera, con el pasar de las semanas, curar esa herida que él le hizo a pesar de aver prometido, años atrás, que nunca le rompería el corazón.

Pero las promesas, al igual que los sueños, parecían destinados a ser rotos de cualquier forma y no había posibilidad alguna de poder evitar aquello.

Pero las promesas, al igual que los sueños, parecían destinados a ser rotos de cualquier forma y no había posibilidad alguna de poder evitar aquello

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
★彡『 Aᴘᴇɢᴏ - ʀᴜʙᴄᴋɪᴛʏ 』彡★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora