siete 🍂

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- ¡Eres un niño hermoso, Titi!

- Por supuesto que lo es, mira a quién tiene de padre.

Quackity comenzó a reírse cuando Dylan dijo aquello como si nada, ordenando la mochila del niño ya que pasaría esos días con el luego de que volviera de su viaje de negocios. Willy, en tanto, estaba arreglando-destruyendo la televisión mientras Staxx cocinaba algo para la cena.

- ¿Tienes todo, Titi? - le preguntó Dylan, tomándole la mano.

- ¡Sí, papá!

- Entonces ve a despedirte de tu madre y tus tíos, ¿Dondé están tus modales, Titanicus?

Titi le sacó la lengua a su padre, ganándose un pellizco en la nariz, y luego corrió a despedirse de Willy y Quackity, dejando a Staxx para el final.

-¡Adiós, mamá! - se despidió Titi cariñosamente - ¡Te voy a extrañar! ¡Y por favor, dile a tío Willy de no destruir algo!

Willy comenzó a reírse.

- Pásala bien con tu papá, mi niño - se despidió, dándole un beso en la frente - Nos vemos en unos días.

Segundos después, la puerta de la casa fue cerrada, quedando solo ellos tres en el pequeño hogar de Staxx y Willy.

- ¡Oye Quack! - dijo Staxx desde la cocina - Ven, quiero darte algo en tu día especíal.

Quackity arrugó el ceño, negando con la cabeza, y entró a la habitación, quedándose quieto mientras una sonrisa enorme se extendía por su rostro.

Unas pantuflas llenas de patitos estaban sobre la mesa con una cinta de regalo, así que comenzó a reírse por la diversión para luego abrazar a su mejor amigo, dándole un beso en la mejilla.

- ¿Y para mí qué? ¡Staxx gastó mi dinero, puedo quedarme pobre! - se quejó Willy mientras entraba a la habitación.

Quackity volvió a carcajearse, abrazando también a Willy por la emoción, agradeciéndoles el bonito y simple presente, tratando de obviar la acongojante sensación en su pecho porque ese día cumplía veinticinco años y Rubius no lo había saludado en la mañana.

Aunque tampoco es como si lo hubiera esperado, porque Rubius nunca solía ser la primera persona en desearle un feliz cumpleaños; por el contrario, prefería ser siempre el último, así que cuando era ese día, se juntaban luego del trabajo para ir a cenar solo los dos y pasar una maravillosa noche sin nadie que los molestará.

Así que Quackity estaba preparado, estaba listo, pues ya tenía la reserva del restaurante al que iban siempre, y esperaba con mucha anticipación esa noche porque, si todo salía bien, tal vez podría finalizar con ellos dos haciendo el amor y recuperando esa magia que los rodeaba cuando estaban juntos.

Quackity sabía y confiaba en Rubius para ese día, porque nunca antes lo había decepcionado nunca en algún cumpleaños.

- ¿No quieres cenar con nosotros? - Preguntó Staxx con expresión preocupada - puedes invitar a Rubius si quieres...

Quackity sacudió la cabeza, emocionado.

- ¡Las cosas están más que bien! - dijo sonriendo - Rubius me besó, Staxx, ¡él tomó la iniciativa! No pensé que fuera a hacerlo, pero me agarró de sorpresa, y estos días ha estado más cariñoso y dulce conmigo.

Staxx sonrió débilmente, casi a regañadientes, pero no le tomó demasiada importancia porque sabía cuál era la opinión de Staxx acerca de todo eso.

★彡『 Aᴘᴇɢᴏ - ʀᴜʙᴄᴋɪᴛʏ 』彡★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora