Capítulo 4

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Intento recordar la primera vez en que nos vimos, no viene a mi mente, odio olvidar momentos que al parecer para él fueron importantes porque suele ir mucho al pasado cuando está conmigo y detesto no tener esos recuerdos, muchos de los que me platica son totalmente difusos, y entonces me doy cuenta que quizá yo fui más importante para él que él para mi... 

spoiler: ¡El karma existe! 

Festejar mi cumpleaños con mis amigos después de vivir tanto tiempo lejos se siente bien, era feliz donde estaba, claro, tenía el trabajo de mis sueños, una casa preciosa, y lo que yo pensaba era un matrimonio perfecto, pero probablemente la verdad era otra, muchas veces hemos tenido esa conversación él preguntándome ¿Fui un mal esposo? yo diciéndole que no, quizá porque tengo la manía de suavizar las cosas, pero la verdad es que tengo recuerdos extraños sobre nuestra relación, creía que estábamos bien, pero él era un narcisista que me hizo creer que nuestra relación estaba bien, pero él solo era el que estaba bien obteniendo todo lo que podía de mi, dinero, y energía, mientras que yo las pocas cosas que pedía debían esperar, o no tenía tiempo, no tenía dinero, o no podía... y después solo me decía, "yo nunca te haría daño", y justo recuerdo los famosos cumpleaños, no había ni un solo cumpleaños que no me hiciera llorar, tenía la manera de que cada día que fuera especial, echarlos a perder de una forma sutil, mi cumpleaños, su cumpleaños, navidad, incluso nuestra boda, su comentario siempre es... "el día de nuestra boda, no lo volvería a repetir"... ¡Pues gracias con lo que me toca! y estar lejos de él, con mis amigos de prácticamente toda la vida, quienes me hacen sentir feliz, me abrazan, se emocionan de verme y lo mejor... ¡Nadie me está haciendo llorar en mi cumpleaños! 

platico con una de mis amigas, cuando siento una mano tocar mi cintura, volteo levemente para encontrarme esos ojos marrones que juraría alumbran todo el lugar, me da una de sus sonrisas y me abraza. 

—¡Feliz cumpleaños! —sonrío y disfruto de estar entre sus brazos, desde el día que nos besamos no nos habíamos visto, y si nos hemos mensajeado mucho, no sé bien donde estamos parados, pero supongo que ambos sabemos que no tenemos nada formal, es decir, ambos venimos de una relación super larga, super estable, y solo queremos disfrutar el momento. 
—¡Gracias por venir! —lleva un par de refrescos y botana en la mano. 
—¿Dónde puedo poner esto? —pregunta y señalo la barra de la cocina.
—¡No era necesario! —me sonrojo —pero puedes ponerlo ahí. 
—¿Conoces a Roberto? —volteo hacia uno de los chicos que están en la barra y asiento. 
—Ciudad pequeña —levanto los hombros y se ríe. 
—De hecho —guiña el ojo y lo veo irse hacia la barra. 
—¿Quién es? —escucho la voz de Mariela que sigue a un lado mío. 
—Un exnovio; teníamos quince años cuando anduvimos, y últimamente hemos platicado mucho. 
—Está guapito amiga, deberías de ligártelo de nuevo. 
—¿Crees? —finjo inocencia. 
—Pues mira, vienes de una relación larga, a la mejor tampoco es el indicado, pero disfrútatelo, a menos de que ya tenga novia o esposa, entonces ahí no. 
—De hecho no, se separó igual hace poco. 
—Entonces con mayor razón, la química se ve —con sus manos hace señales de chispas —si ya hubo pasado, hasta divertido ha de ser, las mujeres tenemos necesidades Adleth, y para que no te busques a cualquiera, ahí tienes una muy buena opción, yo le doy el visto bueno —me río, porque Mariela es totalmente diferente a mi, y muchas veces aun no entiendo como es que somos amigas, porque somos muy opuestas, sabe que en cuanto a meterme con alguien soy demasiado especial, pero observo al susodicho que platica con Roberto, éramos unos niños entonces, él me lleva por un año, así que seguramente él si ya tenía algunas hormonas más a flor de piel que yo en su momento no, aunque si recuerdo que en uno de nuestros encuentros si llegamos a experimentar un poco, yo no iba a dar ese siguiente paso, aún no, no era el momento para mi. 
—No lo sé, me gusta, pero, no sé si estoy lista para algo así. 
—Ya no son unos niños, ambos son adultos funcionales, quiero creer... 
—¿Y si me enamoro? 
—Tan fácil como que no te lo des más de tres veces —me río —es real científicamente comprobado que cuando una mujer tiene más de tres encuentros con el mismo hombre se termina enamorando, osea es mera química por liberar oxitocina, así que pues tienes dos oportunidades para disfrutarlo sin que salgas perdiendo, no te hagas de la boca chiquita si veo como te lo comes con la mirada —me sonrojo y giro hacia ella. 
—Sabes que dar un paso más de esa manera con alguien me cuesta demasiado trabajo es decir, si necesito de ese vínculo. 
—Tienes ese vínculo, a ver, dices que ya anduviste con él, fue hace mucho tiempo, si está aquí después de tantos años, discúlpame Adleth pero entonces esto también podría ser mutuo, no cualquiera es amigo o conocido de su ex, perfectamente sabes que los terminamos aborreciendo, bueno tú por lo visto no, no sé porque siempre te aferras a ser amiga de tus exnovios —sé porque lo dice, muchos de hecho me han dicho que es algo super raro en mi, no puedo quedar mal con mis ex, ni siquiera con mi ex esposo, traté al irme de dejar la mejor versión de mi, aun cuando sabía que la que perdía más era yo, dejar una ciudad que amaba, un trabajo que adoraba, la casa que tanto disfruté construir, y todo se lo di a manos llenas, como si fuese un regalo de mi para él... solo quería dejar un buen recuerdo a pesar de que no era el mejor de nuestros momentos, por lo menos no el mío. 
—Solo somos amigos —intento insistir. 
—¡Ay por favor! 

Observo a Yannick, detenidamente; si, me gusta, desde el primer día en que lo vi aunque no lo recuerde, tengo recuerdos muy difusos de nuestro pasado, pero sé que siempre que él se acercó a mi yo siempre le di entrada, yo siempre permití que regresara, ¿Por qué razón? aún no la entiendo... pero siempre le dejé la puerta abierta a su regreso supongo, sinceramente los últimos años no había pensado en él, pero cuando llegó ese mensaje, no sé, aunque de pronto sentí como extraño, porque cuando él se pone en el plan de no quiero ser amigo de alguien, no hay quien le quite eso de la cabeza, pero si decidió que yo regresara a su vida, por algo ha de ser, y quiero disfrutar, Adleth ¿Puedes con esto? y recuerdo que solo he tenido un amigo con derecho en toda la vida, y que hasta el día de hoy me sigo llevando bien con él, si nos divertimos mucho en diferentes ambitos y que simplemente entendimos cuando tuvo que terminar esa situación y no hubo mayor drama... ¿Podría tener la misma relación con el individuo que sonríe junto a varios de nuestros amigos en común? 

Solo había una manera de saberlo, y si, claro... era investigándolo, su rostro gira hacia mi, y me sonríe. 

—Ok, manten entretenidos a los invitados —le susurro a Mariela y ella se ríe. 
—Claro sabes que para eso me pinto sola. 

Me acerco al individuo, mi corazón probablemente late demasiado, no sé si el día de mañana me arrepienta de esto, pero definitivamente prefiero por lo menos no quedarme con la dudad, tomo su mano y les digo al resto de los amigos con los que se encontraba que se los robaba un momentito, ninguno pone mayor interés por nosotros, subo hacia el segundo piso y lo llevo hacia mi recamara cerrando la puerta, él solo me observa más que con duda, con una sonrisa maliciosa, él sabe lo que estoy buscando, así que se recarga en la puerta, para con su mano ir hacia mi quijada y besarme. 

—Estaba pensando en que probablemente hay muchas cosas que teníamos ganas de hacer desde hace algún tiempo —lo escucho reír y prometería que es mi nuevo sonido favorito. 
—Definitivamente —sus labios tocan los míos y mis manos van hacia la chamarra que trae, él hace lo mismo con sus manos mientras desabotona el saco que llevo puesto, de pronto la gran mayoría de la ropa desaparece entre nosotros, acepto que estorbaba demasiado, hace frío, probablemente en el resto de la casa, pero entre nosotros, definitivamente es lo que menos tenemos, me lleva hacia la cama y nunca me imaginé estar así con él, no en la vida real, ya era parte del pasado y esto, no estaba en mis planes, pero es divertido y se siente bien, nuestras manos reconocen algunos caminos que ya habíamos recorrido hace algunos años atrás, me acomoda en la cama mientras su mano toca mi parte más íntima, y siento que me quemo por dentro. 
—¿Le darás a la cumpleañera un orgasmo? —pregunto viéndolo a los ojos. 
—No solo porque es tu cumpleaños.  

Este chico sabía dar los mejores remates a mis palabras... y también a las historias que tanto me gustaba escribir... 


¡No es una historia de amor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora