Confesiones

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Sea quien sea, me conocía, esto no me gusta para nada. Esto comienza a asustarme, mojo la herida para quitar la sangre y seco con una toallita, salgo del baño como si nada hubiera pasado.

Lucía y Sofia me miran, supongo que debe ser la marca roja en mi cara por el golpe o tal vez sea por el labio roto.
Lucía se acerca a mi, rápidamente.

-Que te paso nena?! Tienes la mejilla roja! Y el labio roto!

-Tranquila no me paso nada, el piso del baño estaba mojado, resbale y caí. Solo fui torpe, no te preocupes.

-Segura?

Pregunta Sofia analizando mi rostro.

-Lo estoy, solo fui torpe.

Me miraron no muy convencidas con mi versión pero se quedaron tranquilas, no podía decirles lo que paso realmente, pensarían que estoy loca, incluso yo misma dudo de sí realmente eso paso.

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-Nos vemos mañana Mari

Me dice Luisa despidiéndose con un beso en la mejilla.

-Vayan con cuidado chicas.

Ellas dan la vuelta y salen, tomo mi bolso poniéndolo sobre mi hombro, lista para irme.
Cuando estoy a punto de salir del hotel, Gerardo aparece frente a mi con esa sonrisa.

-Hola Mari

Coloca su mano tras su nuca, su mirada está fija en otro lado, parece nervioso.

-Se que dijiste que no querías salir, pero...no quiero que te deprimas, quiero verte contenta, se que es muy pronto como para que te atrevas a sonreír pero...prefiero intentarlo a dejarte sola.

Sus intentos por convencerme de salir con el, están dando frutos, tal vez no sería tan malo salir un rato, despejarme.

-A ella no le gustaría verte así.

Vaya! Dio directo en el punto.

-Bien, iré contigo.

-De verdad?! Me alegro demasiado.

Me toma de la cintura, levantándome del piso y gira conmigo en sus brazos. Lo que hace que mi corazón lata más fuerte, y mi cara se ponga roja. ¿Qué pasa conmigo? El se da cuenta de lo que ha hecho, deja de girar y me baja rapidamente.

-Lo siento Mari, me ganó la emoción.

-No pasa nada.

Le doy una pequeña sonrisa y pongo detrás de mi oreja un mecho de cabello, mientras el no deja de sonreír.

Fuimos a comer a un restaurante, la cena no estuvo mal, Gerardo se esforzaba en cada momento en hacerme reír o sonrojar con las cosas que decía, y debo decir que lo lograba. Salíamos del restaurante, mientras esperábamos a que trajeran su camioneta.

-Oye Mari, quieres hacer algo más o quieres que te lleve a tu departamento?

-Iré a comprar cosas para mi desayuno de mañana, ¿puedes dejarme cerca de algún super mercado?

-No Mari, yo te llevare, te acompaño en tus compras y después te llevo sana y salva a tu departamento y no acepto un no por respuesta.

Cruza sus brazos, haciéndome saber que no cambiará de opinión.

-Bien, te lo agradezco pero...no quiero molestarte, seguro estas cansado.

-Ninguna molestia, lo hago con gusto.

Llegan con la camioneta, le dan las llaves a Gerardo, me abre la puerta *siempre tan caballeroso* cuando estoy arriba cierra la puerta, me coloco el cinturón de seguridad, el sube, y comienza a conducir.

HUNTEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora