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Un gemido silencioso sale de tu boca cuando estiras los brazos y las piernas, el estiramiento matutino que sólo sirve para adormecerte aún más.
Pero tienes cosas que hacer.
Abres los ojos y tardas unos cuantos parpadeos en despejarte de la borrosidad que te invade tras un sueño puro y sin sueños. En esta habitación siempre se duerme bien. La razón está ahora en un bulto a tu lado, roncando suavemente con los brazos alrededor de tu cintura y la cara aplastada contra tu nuca. Si la despertaron tus estiramientos, aún no lo ha demostrado.
Fade tiene la costumbre de absorber cualquier sueño que puedas tener. Una consecuencia de la comunión con la Pesadilla, diría ella. Nunca te molestas en preguntarle los detalles, porque no soñar es realmente agradable, entre todas las cosas agitadas que tienes que hacer en la Base como cuarto al mando no oficial de Brim. Básicamente eres el jinete de Sage, aunque el sanador nunca lo admitiría.
───Cariño───Murmuras, con la voz áspera por el sueño. Te frotas los ojos───Tengo que levantarme.
───No.
Oh, así que está despierta.
───Hazal, hablo en serio. Tengo cosas que hacer.
Fade se niega a ceder, incluso cuando murmuras su nombre tan dulcemente como tú. Refunfuña en tu cuello y te rodea con los brazos hasta que te quedas pegado a ella como una mosca a una trampa de pegamento. Incluso cuando intentas moverte, Fade te tira hacia abajo.
