Todos tenemos un detonante, ese algo que despierta dentro de nosotros, y a veces, sin que nos demos cuenta, nos cambia de la noche a la mañana.
Y dicho detonante apareció en la vida del Maknae de BTS, con 23 años Jungkook sucumbió poco a poco ante...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- Tal parece que su mente tuvo un retraso en todo lo ya logrado...
- Eso es obvio...
Una mirada fulminante fue a parar en él, para ese momento, castaño de baja estatura, por parte del líder rapero.
- Entendemos eso, pero no el motivo, todo estaba bien hasta hace poco, y de la nada ahora está así... No tiene sentido.
- Me gustaría poder responder a todas sus preguntas, pero al igual que ustedes, este es un caso nuevo y desconocido para mí... - El tono de incomodidad se notaba sin filtro alguno en la voz del profesional. - Pero dentro de lo que he logrado recopilar durante mis momentos de estudio relacionados al tema, puedo decirles que tiene cierto parecido a una depresión. Se detona por situaciones de fuerte estrés, bajón emocional o algún descontento que lo llevará a una incomodidad emocional. No quiero asegurar nada, pero si es el caso, algo debió suceder para causarle esto al joven Jeon.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- ¿Así que eso fue lo que dijo...?
El silencio que en la habitación se hizo tras aquellas palabras, no era incómodo, pero tampoco era algo de lo que gozarán... En el piso, el menor del grupo, descansaba mientras jugaba con la pequeña Holly, quien se encontraba temporalmente de visita. Ambos ajenos a tener la atención del resto de los presentes.
- Son consientes de que lo necesitamos para la presentación en el The late late show, el programa de Jimmy Fallow, el live de presentación del MV, entrevistas y...
- ¡Sí! Estamos al tanto de la agenda.
La alteración del manager siempre ponía nerviosos a los chicos, era como una consecuencia a pagar al tener que convivir con el mayor, pues aunque siempre parecía estar en calma gracias a su apariencia, en realidad era más parecido a un demonio de Tasmania.
Desesperado, el hombre busca volver a hablar; sin embargo, se ve interrumpido por el sonido del aparato en su bolsillo; suspirando, saca el rectángulo electrónico con calma, calma que su cuerpo no poseía en ese momento, y que hasta a él le sorprendía, pese a no demostrarlo. Lleva su mano a su frente, elevando el cabello que ahí reposaba y retirando el sudor frío que comenzaba a aparecer tras ver el remitente de aquella llamada.
