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LLANTO

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LLANTO.

El sonido de una puerta siendo cerrada, seguido de una malhumorada voz, se hizo escuchar entre los oscuros y silenciosos pasillos de la casa Bangtan. El rapero, productor y segundo mayor de la agrupación, salía por fin de su cueva, luego de unas largas y poco productivas cuatro horas y media. Luego de comer, se había encerrado en la comodidad de su habitación, incluso sin dar paso a su compañero de cuarto y único mayor, con la escusa de que debía terminar unas cuantas letras que aún no le convencían del todo, y que formarían parte de alguna de las nuevas canciones que el rapero sacaría en solitario el siguiente año, pero, por desgracia, dicho plan no fue llevado acabo, puesto que Min había caído dormido apenas tocar la almohada. Siendo esta la causa de su enfado. Realmente debía terminar su trabajo, pues aunque aún tenía tiempo, había estado posponiendo lo demasiado, y era algo que llegaba a estresarlo.

Soltando un suspiro, Min termino de bajar las escaleras y camino con dirección a la cocina, su objetivo, un vaso de agua. Sentía la garganta seca, y los rastros del sabor de la comida de horas atrás permanecían aún presentes, incluso si había lavado sus dientes antes de dormir.

Una vez saciada su sed, y ya un poco más despierto, sale de la cocina con intenciones de ir en busca de su celular, el cual se encontraba en su chaqueta, misma que había arrojado dentro del armario junto a la puerta. Sin muchas ganas y arrastrando los pies, camina por el corto pasillo hasta la puerta de entrada, distrayéndose por un momento con las pantuflas de casa con el bordado "Jk" que descansaban tranquilamente en su lugar en la última repisa del armario, al lado de los mal acomodados zapatos del resto. Por curiosidad, gira para ver el metálico plato donde por orden del mayor de todos y petición de su Mánager, dejaban las tarjetas llave del departamento, grande fue su sorpresa al solo divisar seis. Su cabeza comenzó a buscar excusas para evitar el pánico, si bien el chico ya era mayor de edad, seguía siendo el más joven del grupo y por ende, el centro de preocupación del resto.

Teniendo en mente la idea de que el joven Maknae habría entrado tan deprisa que no dejó la llave y con tanta flojera que solo se sacó los zapatos y corrió a su habitación, comenzó a caminar de regreso por el pasillo con teléfono en mano, dirigiéndose hacia la única habitación con luz en la casa, misma de donde salían risas y algunos susurros de sus compañeros.

- ¡HEY! ¿Que tal esas letras, hyung?, ¿logro terminar todos los pendientes? -se burla Hoseok, logrando sacar una amarga sonrisa de parte del rapero mayor.-

- Ese tema da igual ahora... -solto a la par de un leve gruñido antes de atravesar la sala y dejarse caer en el sofá individual.- ¿Dónde esta Jungkook?

Suelta sin más, clavando su vista en el aparato que descansaba en su mano, pasando entre las notificaciones mientras espera una respuesta.

Bebé kookie~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora