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Todos en el salón estaban concentrados en buscar un celular con el fin de poder comunicarse para pedir ayuda.
Cuando lo dijeron Soo-ji inmediatamente pensó en su celular, claro que sí, podría llamar a su padre, tenía números dónde podía contactar fácilmente al ejército y hacer que vinieran por ellos.
No pudo evitar saltar internamente de alegría en esos segundos y empezó rápidamente a divagar, pronto podría estar tan lejos de esta mierda, pediría a su padre resguardo para ella y sus amigo; además de que oficialmente podría presentarle tanto a su papá cómo a su abuela a Woo-jin, no cómo su mejor amigo si ahora como su novio, futuro esposo y padre de sus futuros hijos y abuelo de sus futuros nietos y todo lo demás.
Sonrió ampliamente al imaginarse esa última situación y pensó en la discusión que tendría con su abuela por no permitir su relación con Woo-jin y le diría que ella se arrojaría a los zombies si no lo aceptaba a él; pero su sonrisa se borró cuándo volvió a la realidad al tocar su bolsillo.
Se congeló en su sitio al recordar que su celular se lo había dejado a Dae-su.
¿Cómo podía haber sido una estúpida?
¿Cómo no se acordó de eso?
¿Porqué tenía que ser tan despistada?
Rogó por escuchar a Dae-su decirle que si lo tenía pero...
No fue así.
Por desgracia cuando a Dae-su lo habían rociado con el extinguidor, el celular había caído al piso perdiéndose.
Entonces volvió a entrar en pánico aunque trató de no demostrarlo a nadie.
Después de eso, decidió no mencionar nada acerca de la salvación que hubiera podido ser su celular; en momentos como estos se cae en desesperación y podrían reclamarle a Dae-su sobre ello, a lo que Soo-ji no quería pese a que por dentro estaba chillando de impotencia.
No les quedó que emprender una búsqueda por el salón de clases.
—Soo-ji, en verdad lo siento —volvió a decirle Dae-su realmente arrepentido. —no se como pude ser tan torpe.
Soo-ji suspiró y negó.
—Era solo un celular —ella se encogió de hombros—lo importante es que llegaste a salvo —le sonrió —trataremos de encontrar la solución.
Entonces se escucho la voz de I-sak revelando que había encontrado uno.
—Aquí —dijo ella —encontré uno —sacó de una mochila el celular.
