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La señorita Park fue quién de inmediato se apresuró a atrapar a la chica antes de que esta pudiera golpearse la cabeza contra el duro suelo.
De igual manera los demás estudiantes se pusieron rápidamente de pie empujandose entre ellos para llegar hacia adelante y ver que era lo que sucedía con su compañera.
—¡Hyeon-Ju!—la señorita Park dijo en voz alta llamando a la chica para que dijera algo—¡Oye! ¿Qué pasa? ¿Estás bien cariño?
Soo-Ji quien estaba apoyada en la mesa de Joon-Yeong decidió acercarse más al frente para quedar justo a un lado de su compañera Nam-Ra.
Y entonces su respiración se volvió agitada al observar a Hyeon-Ju, su cuerpo de esta última permaneció inerte unos instantes, su piel estaba pálida, sus ojos estaban inyectados en sangre, tenía sangre en su rostro a causa de la herida en su frente. Sus manos temblaban.
Soo-Ji no sabía si sólo era ella, pero percibía un olor flotar en el aire, un olor desagradable, volteo a mirar a sus compañeros para ver si mostraban algún signo de oler lo mismo pero estos seguían viendo atentamente a la chica.
—Señorita Park...—Hyeon-ju habló por fin con voz ronca y sintiéndose desorientada.
—Sí, soy yo—la tranquilizó la docente. —¿Me reconoces?
—Fue el profesor—murmuró la chica —fue el profesor de ciencias que me agarró y me encerró...
Ante lo escuchado varios de los estudiantes empezaron a murmurar.
—¿Él te encerró?—quiso rectificar la señorita Park, atónita.
Si bien Soo-Ji no se sorprendió igual que el resto de sus compañeros, no dejaba de ser un impacto saber que el profesor que te imparte clases es acusado directamente por una alumna por secuestro.
Y aunque esa alumna fuera Hyeon-Ju quien no era de la simpatía de Soo-Ji no dejaba de ser un acto horrible que no se merecía ella ni nadie.
¿Sería que el profesor ya había hecho algo como esto antes?
¿Eso podría explicar sus raros comportamientos que tenía en clases?
Se preguntó Soo-Ji mientras en su mente rondaba la información.
—¿El profesor de ciencias? ¿El señor Lee Byeong-Chan?—la expresión del rostro de la profesora era de horror. Aunque también su tono de voz fue de inseguridad.
—Me amarró las manos—continuó diciendo Hyeon-Ju en voz baja.
—Tranquila. Iremos a la enfermería ¿sí?—le sugirió la señorita Park a Hyeon-Ju con su voz tranquilizadora.
—Es una locura—se escuchó la voz de Gyeong-Su.
—¡Nam-Ra!—llamó la profesora y enfocó su vista hasta ella.
