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El silencio inundaba el lugar dónde estaban, solo se escuchaban desde afuera los gruñidos de los zombies, esos malditos seguramente los podían oler y estaban aguardando a devorar su carne.
Todo el mundo se encontraba disperso por la habitación, cada uno de los chicos perdidos en sus propios pensamientos y acurrucados en cada rincón.
Soo-ji teniendo suficiente de todo decidió tirarse al piso. En ese momento se encontró acostada sobre las piernas de Mi-suk mirando hacia el techo volviendo a asimilar todo lo que estaba sucediendo.
Mi-suk estaba jugando con las dos coletas de su amiga haciendo pequeñas trenzas en cada una y aprovechando para limpiar algunas manchas de sangre que tenía.
Soo-ji giró la vista para mirar a su lado derecho, pudo ver a On-jo recargando su cabeza en I-sak, la primera se veía triste desde que supo que Su-hyeok no estaba en la sala junto a ellos y por supuesto que su mejor amiga no se había atrevido a dejar sola a On-jo.
Soo-ji se puso nerviosa cuándo no encontró a su amigo en la habitación sin embargo ella conocía a Su-hyeok y confiaba en sus habilidades de combate, por lo que acababa de ver, sabía que sería capaz de evadir a los malditos zombies.
Además que abogaba que en una situación así él era el protagonista y el protagonista siempre se salva. ¿Que no?
—Entonces... —escuchó la voz apenas audible de su amiga—¿Ya son novios?
Soo-ji elevó su mirada hacia Mi-suk y dio apenas una diminuta sonrisa en su dirección.
La chica de coletas recordó esa momentánea felicidad que tuvo hace un par de horas o ¿minutos?
En realidad no sabía el tiempo que había transcurrido, pero fue tan feliz, tan dichosa cuándo Woo-jin y ella confesaron sus sentimientos.
—Eso creo—respondió ahora mirando hasta dónde aún se encontraba Woo-jin recargado sobre la mesa a un lado de Cheong-san evitando que los zombies entrarán.
—¿Cómo que eso crees?—alzó una de sus cejas Mi-suk —¿No te lo pidió?
—Me lo confesó justo antes de que empezará este desastre. —le dijo Soo-ji haciendo una mueca —Ni siquiera hemos hablando al respecto después de desgracia tras desgracia.
—Entiendo—asintió Mi-suk —pero dime... ¿si te beso? ¿es bueno besando? —la picó moviendo sus cejas sugestivamente.
—Bueno—Soo-ji se sonrojó al recordar sus labios conectando con los suyos —Sí lo es—reveló sonriendo —Fue mágico ese momento, me sentí en otro mundo, jamás lo había sentido con nadie. Sus labios eran tan cálidos, me beso con amor, con pasión, sentía mi cuerpo temblar.
