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Soo-Ji abrazó a su mejor amiga, estaba realmente feliz por lo que le acababa de revelar Mi-Suk acerca de que desde hace un par de días ella y Joon-Yeong eran oficialmente novios.
—Enserio me alegro por ambos. —le dio una sonrisa sincera mientras dejaba de abrazarla. — cuéntame todo, ¿cómo sucedió? —le pidió, pero Mi-Suk tomó sus manos de Soo-Ji e hizo una pequeña mueca.
—No, no hasta que me digas ¿que te pasa?
Soo-Ji creyó que no lo notaría, no quería abrumar a Mi-Suk con sus problemas en su felicidad.
—Pero quiero que me cuentes.
—Lo haré, pero primero quiero saber que le sucede a mi mejor amiga.
Soo-Ji la miró atentamente, Mi-Suk le mostraba una pequeña sonrisa de comprensión.
Desde que la conoció hace tres años en verdad se había convertido en una gran amiga, que la había apoyado, la había hecho reír, le había dado consejos, la sabía escuchar. Era esa amiga que siempre había necesitado.
Siempre tuvo a Woo-Jin a su lado como su mejor amigo, su incondicional, era cierto, pero también a veces quería hablar ciertas cosas con una chica y poco a poco Mi-Suk demostró ser una verdadera amiga, a la que sin duda quería demasiado.
—Solo... —Soo-Ji suspiró mirando hacia abajo.
—Anda ten confianza—sujetó sus manos —somos amigas.
—Tengo miedo Mi-Suk.—se quejó.
—¿Tan grave es?
—Es... Gwi-Nam—dijo en un susurro —me ha estado acosando durante todos estos días y ahora me ordenó salir en una cita.
—¡Una cita con Gwi-Nam!—exclamó su amiga en un fuerte susurro.
Soo-Ji estampó la palma de su mano contra la boca de Mi-Suk para que guardará silencio.
—Callate callate—repitió quejándose —mi reputación se mancha.
—Es que esto es impactante —declaró Mi-Suk mientras Soo-Ji le quitaba su mano de la boca—¿porque no me lo habías dicho en todos estos días? —le preguntó.
—Pensé que no pasaría nada—aseguró —empezó por causalidad hablándome cuando hacíamos el aseo y luego me hablaba ocasionalmente cuando nos encontrábamos por los pasillos, no pasaba a más —le relato —pero ahora es fatal. Estoy jodida.
—¿Te dio la etiqueta?
—¡No! No me dio nada y no quiero nada de él por supuesto—respondió arrugando el ceño—Esto es obligado—puntualizó—joder solo quiero morirme, te juro en este momento deseo desaparecer... mi vida apesta.
