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La ceremonia fue distinta a lo que había soñado siempre pero fue muy especial y significativa. Agradezco no haber tenido que hablar. La emoción me hubiera jugado en contra y seguramente lo hubiera hecho entre sollozos y apenas se hubieran entendido mis palabras.

La fiesta es pequeña pero hermosa, Algunos dijeron algunas palabras, nada extraordinario ya que más que una fiesta es una gran cena familiar, ni Jasón ni yo tenemos tantos amigos ni familia. El en todo momento me colma de besos y caricias, me siento segura aquí entre sus brazos, siento que estamos solos, el y yo.

Mis padres bailan, Ana, mi casera hace lo mismo con su esposo. Ben y Carol se muestran tan enamorados como siempre mientras Devon habla con mis hermanos y con mi cuñada. Me siento dichosa, feliz, por primera vez siento que puedo con todo, incluso superar mi trastorno. Las intrusiones con Carol son las que más prevalecen en estos momentos. Respiro profundo calmando mi ansiedad y evitando que aquello me agobie. Almenos hoy quiero parecer una chica de casi treinta años… normal.

—¿Estas preparada? —susurra mi esposo en mi oído mientras una ráfaga de deseo me invade, sus ojos penetrantes me observan con deseo. Supongo que lo estoy mirando de la misma manera ya que por un instante siento que solo el y yo estamos aquí, ni siquiera la música entra en nuestra burbuja

—¿Lista para que? —curioseo perdiéndome en su sonrisa y el aliento que emana de su boca alcanza a llegar a mis fosas nasales y necesito cerrar los ojos ante tan exquisita mezcla de su ser y alcohol.

—Para irnos cariño, para irnos, ya no quiero estar más aquí… quiero disfrutar de mi esposa —dice y asiento sin más.

—Vamos— se pone de pie y tira de mi brazo, los invitados nos ven pero solo sonríen, algunos dicen cosas que no logro escuchar y cuando al fin entiendo lo que estamos haciendo lo veo abrir la puerta de su camioneta para ayudarme a meterme dentro… el resto son solo caricias y niños mientras el maneja a nuestro destino. Pasaremos la noche en el pueblo aledaño para mañana a la mañana partir a nuestra luna de miel.

Carol.

Mientras veo como recién casados se alejan de la fiesta decido ir a buscar alguna bebida, algo tranquilo, tal vez una margarita o algo que me ponga “alegre”. La decisión está tomada y necesito tener valor para realizar mi plan. De mi audacia depende que esto salga bien o mal, me acerco a Devon y comienzo hablarle, mi lenguaje corporal hablando mi, agradezco que Ben este entretenido con el Señor Rogers. ¿Dios que estoy haciendo? Tranquila Carol, tranquila…

—¿Vienes siempre a este lugar? —estúpida, porque pregunte eso?. El me mira y sonríe, esa sonrisa que vale millones de dólares.

—A decir verdad… es la primera vez. Nunca me habían invitado a la boda de una chica que he atropellado, mucho menos a la boda de un hombre que me desfiguro la cara por haber atropellado a dicha chica —dice divertido

—Buena respuesta —indico mientras apoyo mi mano sobre la suya. Él se percata pero no hace movimiento, tal vez, no se ¿no le gusto?

—No juegues con fuego —dice de pronto y es mi señal, mi única señal.

—Quiero jugar —digo y el sonríe con malicia— me quiero quemar.

—Estas casada Carol, estas fuera de mi liga, no me interesa tu marido, me interesa que tu marido tiene un amigo que se pone violento.

◇Los Secretos De JASÓN ◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora