Capítulo 9.

33 9 0
                                    


Los Hilos de las Almas

-Lael del magnífico linaje de Néstor, entre todos mis hijos, tú eres el más querido. – murmuró la musa acariciándole las mejillas al joven. – pero has de saber que te equivocas, esta última travesía solo terminará de la forma en la que lo deseo, pues si alcanzo el objetivo tramado, traeré de regreso a mi amada doncella y si fallo, moriré irremediablemente y descansaré con ella en los Elíseos.

-No puedo evitar sentirme preocupado a pesar de tus sabias palabras, madre, eres todo lo que tengo al igual que muchos otros que han encontrado salvación en tu palacio, al menos permíteme acompañarte, cuidare de ti, como tú cuidaste de mí.

-No lo permitiría querido hijo, este es mi viaje, el fin anhelado de mi pena, además aún quedan muchas cosas por hacer y solo podría encargarlas a tus anchos hombros. Has de quedarte aquí y gobernar en mi nombre el palacio.

Dichas estas aladas palabras, Lena, la humilde anciana, beso las manos y las mejillas del hombre que consideraba hijo suyo, bendiciéndolo y dándole la fortuna que atañe a los dignos dioses, coloco después sobre sus hombros la piel de lobo y un bolso de cuero curado con comida y vino suficiente; cubrió además su cabeza con un nuevo y oscuro manto que le ocultaba de forma más eficiente las crueles heridas, y subió a una noble bestia de piel oscura, que aguardaba solo una señal de inicio, para un largo viaje.

Estando ya sobre el singular caballo, con las riendas en las negruzcas manos, solo se dio el tiempo suficiente de girar una última mirada a su divinal hijo Lael, quien se venía con ligeras lágrimas en una molestia silenciosa, la culpaba sin duda alguna por abandonarle, como sus padres lo habían hecho, pero ningún mortal podría entender el valor de lo que ella había perdido, y del dolor que nunca terminaba a pesar de los años, después de todo, ¿qué razón podrían encontrar los hombres?, a los sentimientos que nunca han sentido o visto en tierras como esas.

-Cuida a tus hermanos, mi digno hijo, y si llegases a tener problemas, lleva tu ánimo a la noble esposa del cónsul, Eurídice, la de hermosas trenzas, ella guarda en su corazón el ánimo de favorecer a mi causa, y no negaría nada a un descendiente de mi linaje. – hablo con una sonrisa la musa.

-Por favor regresa madre, es lo único que pido, promételo por la sangre que corre por tus venas, y que quede asentado de que, si rompes con tu palabra, nunca te lo perdonaré, ni te volveré a llamar madre. – soltó el joven con ligera ira de entre los dientes.

-Prometo por mi sangre, precioso hijo, que haré todo lo que esté en mis manos, para volver de una forma u otra, más si no puedo cumplir con mi palabra, que quede asentado de igual forma, que, aunque no vuelvas a llamarme madre, yo siempre te llamaré hijo. El hijo precioso del linaje de los dioses.

Conforme a duras penas, Lael, desprendió de su muslo la elaborada espada que llevaba consigo desde hacía muchos años, la que él mismo había forjado y empuñado, y se la ofreció a Lena, como un acto de protección que ella aceptó sin pestañear, luego el hombre, le tomó las negruzcas y maltratadas manos y se las beso con ligereza, alejándose al instante del corcel de oscuras crines , que ya inicia su marcha, alejando a la única madre y consuelo que había conocido en vida, despidiéndola con gloria pues en su corazón se anclaba la sospecha de que esa sería la última vez que la vería. Lena la musa de níveos brazos, en cambio ocultó las lágrimas de despedida de sus ojos, cubriéndose con esperanza propia y fugaz de cumplir su deseo, no era que no le doliera alejarse de todos los jóvenes que había resguardado en el palacio del Dios Baco, dado que, eran sus hijos, los únicos que tendría y por años los había alimentado, vestido, enseñado y curado, hasta que, en su mayoría se hicieron fieros hombres y mujeres, que sirvieron a sus propios deseos como magnánimos hijos de dioses y le besaron llamándola madre; era solo que, su lugar no se encontraba allí, sino donde Kara estuviera.

La Catedral Del Dios Baco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora